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¿Por qué es bueno que los niños jueguen? Enséñale a tus hijos usando sus juguetes

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¿Por qué es bueno que los niños jueguen? Enséñale a tus hijos usando sus juguetes

Los niños sólo quieren jugar, jugar y jugar. Pero….

¿Por qué es bueno que los niños jueguen?

Porque aprenden jugando, hoy nosotros te enseñaremos a jugar aprendiendo con tus hijos.

Por qué es bueno que los niños jueguen

El juego en los niños tiene múltiples beneficios, entre ellos reducir el estrés gracias a que al jugar el cerebro de los más pequeños secreta serotonina.

El jugar ayuda a los niños en entrenar la concentración, gracias a que cuando juegan secretan acetilcolina que tiene relación con esta función; el juego en los niños genera sentimiento de bienestar y aporta en la felicidad gracias a que, al jugar, el cerebro secreta endorfinas; el juego en los niños estimula la imaginación, gracias a la dopamina que aparece durante esta tarea.

Jugar no es cosa de niños

Jugar entonces parece dejar de ser cosas de niños y los adultos también nos preocupamos de incentivarlo. Porque nos gusta que nuestros hijos se desarrollen adecuadamente y felices. Jugar implica el despliegue de múltiples habilidades.

A medida que pasan los meses, los niños van siendo capaces de jugar de manera simbólica, son capaces también de pasar de un juego individual a un juego más colaborativo en donde el otro cobra relevancia.

¿Cómo podemos jugar con ellos?

Los adultos significativos de los niños debemos jugar con ellos, de esa manera se establece el dialogo, se sienten acompañados y establecemos un vinculo insuperable.

El lenguaje de los niños es a través del juego y por esto hoy te vamos a proponer tres juegos que podrás poner en practica con los más pequeños de la casa. Y de paso te puede ayudar a elegir tus juguetes para compartir esta navidad.

Juegos que hacen que tu hijo aprenda

Hay una gran cantidad de juegos que se pueden organizar con los niños para que ellos aprendan jugando. Una excelente técnica de juego es usar elementos familiares para ellos: esos juguetes que tienen en casa y que usan a diario.

Corre que te pillo

Necesitas un corre pasillos y mucha energía.

No es crucial mucho espacio pero sí un largo espacio para avanzar. Puede ser un pasillo, existente en cualquier casa o departamento. Este debe estar despejado y libre de otros juguetes, para así evitar accidentes.

La edad de los participantes va a depender de la habilidad de cada uno, sin embargo es importante que sepan caminar para así poder avanzar lo más rápido posible. Por esta razón, te recomendamos jugar desde los 18 meses en adelante.

Sabemos que cada niño es único e irrepetible, por lo mismo comprendemos que esta capacidad la van a adquirir muy temprano algunos, mientras que otros lo dejaran para un poco después.

En nuestro caso el juego es realizado con un corre pasillos Playskool, el cual además se puede usar como caminadora en el momento en que los niños están dando sus primeros pasos.

Los niños sienten confianza cuando estás cerca al jugar, confianza sobre el contexto que luego se extrapolará a ellos mismos, ayudando a establecer una adecuada confianza en sí mismos.

Este juego es simple y tal vez ya lo conoces, te pones al principio del pasillo y tu hijo al final. Entonces le dices que corra hacia ti y se lance a tus brazos.

Al jugar de esta manera vamos a compartir risas y nos sorprenderemos al observar cómo es que confían en nosotros, tanto como para entregarse a nuestros brazos.

La importancia de jugar

¿Qué nos falta acá?

Este juego puede  motivarse desde más pequeños, alrededor del primer año y medio los niños van teniendo conciencia de la corporalidad y de la manera en la que se conforma el cuerpo humano.

Los niños a esa edad ya se reconocen en el espejo y son capaces, muchas veces, de apuntar o nombrar las partes de su anatomía. Inicialmente reconocerán su cara, pero posteriormente lo harán con el resto de las partes de su cuerpo.

El señor cabeza de papa playskool es el complemento ideal para este juego, será nuestro gran aliado, ya que su cara nos permite poner y quitar partes de su anatomía.

El Señor Cabeza de papa es todo un ícono para el ejercicio de la empatía, se convierte con facilidad en un juguete querido por los niños debido a su versatilidad.

La idea es que le enseñemos a los niños las partes de nuestro rostro frente al espejo y nombremos lo que vemos: “ojos”, “boca”, “cejas”, etc. Podemos incluir aros, brazos y otras partes de la figura humana.

Luego de este reconocimiento en terreno, vamos a armar el cabeza de papas a medias, es decir va a faltar un par de ojos o la boca, tal vez faltará la nariz o los brazos. Nuestro hijo responderá a la pregunta ¿Qué le falta al cabeza de papa? 

Lo que pase después va a depender de las habilidades y desarrollo de nuestro bebé. Puede ser que le pidamos que lo nombre o mejor aún, que toque en nuestra cara lo que falta.

Entonces tendrá que apuntar la boca o nariz. Algunos padres, en mejor estado físico incluso pueden correr para que su hijo los atrape y toque las partes de la cara que quieren mencionar, agregándole más dificultad a este tradicional juego de papas.

¿Qué hay aquí?

Para este juego tendrás que usar tu astucia para elegir los juguetes favoritos de tu bebé.

Con nuestra bebé jugamos con la linea Juega, guarda y lleva de Playskool porque son portátiles, eso hace que pueda meterlos a la cartera, bolso, auto o donde quiera y transportarlos seguros.

Entonces, eliges bien los participantes y, tal vez aprovechando los días de juego al aire libre o vacaciones, tapas un juguete con una toalla o sábana y preguntas: ¿Qué hay acá?

Al principio los niños necesitan ayuda. Van a desarrollar el sentido del tacto y reconocimiento de texturas. El imaginar mientras tocan y será toda una experiencia.

Sin embargo debemos ayudar, del tipo: “habrá un auto bajo la toalla”, “será una pelota” el que gana tapa los juguetes hasta que pierda y así sucesivamente.

Los más grandes, alrededor de los 2 años y hasta los 3 incluso, lo van a disfrutar mucho. Los más pequeños disfrutarán con el solo hecho de esconder y destapar, recordemos que desde los 6 meses u 8, depende del niño, encontramos este juego como el primer atisbo de juego simbólico.

¿Y tú? ¿A qué juegas con tus hijos?

Equipo Supermadre

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