Madres
No quiero ponerle aros a mi hija
Mi hija tiene 6 meses y muchos buscan en sus orejas antes de referirse a ella, evidentemente tiene cara de niña pero no tiene aros, entonces no dudan en decir: “Qué lindo el pelado”. Yo sonrío y respondo con voz amable “es niña”. Muchos miran confundidos, otros dicen: “no tiene aros” como si fuera de lo más extraño. Para mi es de lo más normal: mi hija no vino a adornar.
La cosificación de la mujer viene desde la cuna, en el discurso invisible, en las miradas, en la construcción social que nos rodea a nosotras como mujeres, ¿cómo puede ser que en pleno siglo XXI las mujeres seguimos sufriendo violencia a vista y paciencia de todos?. Desde el nacer, con tan solo horas de nacidas nos perforan la oreja sin preguntarnos, marcándonos para siempre con el papel de ser mujer.
Seguramente a algunas puede parecerles una locura, porque ven esta perforación de lo más normal, básicamente porque siempre se ha hecho, por tradición, por distinguirlas, porque tienen que estar lindas, etc. Solo estereotipos que no ayudan en nada al papel de igualdad que buscamos en cuanto a nuestro género. Sin embargo es mi opinión y no va en desmedro de quienes optan por perforar a sus hijas, sino de instalar un cuestionamiento de algo que es común y que ya se ha instalado en otros lugares del planeta.
Por otro lado, la piel de los bebés es tan sensible que cualquier estímulo va a ser tres veces más doloroso que en cualquier momento de la vida. Resumen: Les duele, aunque no griten.
No quiero causar dolor a mi hija a pocas horas de nacida, no quiero inscribirla en un lenguaje del que buscamos emanciparnos con grandes discursos. Quiero que mi hija sea dueña de su cuerpo, solo de ella y lo valore no por bello hacia afuera sino por sí misma y es lo que quiero inculcarle.
En Inglaterra, una madre, Susan Ingram, lanzó una campaña dedicada a pedir firmas virtuales para que el Ministro de Infancia Del Reino Unido prohiba la realización de piercings a los bebés. Pide que se estipule una edad mínima donde se pueda hacer agujeros en la oreja de las niñas aludiendo a que “Es una forma de crueldad infantil que produce dolor intenso y miedo innecesario en las niñas” (en la petición lleva más de 75.000 firmas). Una vez más los europeos nos llevan la delantera.
Mi hija mayor, de 9 años, no tiene aros, a ella no le gustan. Pero si le gustaran sería su decisión. Yo, si tengo aros aunque no me los pusieron al nacer y mi marido, mi marido por suerte apoya mis decisiones y no tuvo problemas con no marcar a nuestra pequeña. Lo quiero por eso, lo quiero porque soy libre.
Varinia Signorelli C.
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