Pre escolares
Mi hijo no controla esfinter
Mi hijo no controla esfinter
Para comprender el tema del control de esfínter en los niños debemos ser capaces de sacarnos de la idea típica que nos han inculcado desde que fuimos pequeños e incluso dejar de lado la forma en la que a nosotros mismos nos enseñaron a ir al baño. Se trata de ir más allá de nuestras construcciones coloquiales y comenzar a entender las cosas de una manera más profunda y sobretodo, lógica.
Socialmente se nos enseña que debemos dar alimento a los niños a ciertas horas determinadas, no cuando ellos tienen hambre. Que debemos acostarlos a dormir a ciertas horas determinadas, no cuando ellos tienen sueño. Etc. Es así como vamos silenciando a los niños en hacer caso a sus sensaciones internas: ya que no deben hacer lo que sienten y cuando lo sienten, sino que cuando nosotros (los adultos pensantes) lo decimos.
Lo mismo pasa con el control de esfínter, suena espantoso pero un pediatra español da como ejemplo: “¿Qué pasaría si un dueño de una empresa obligara a sus trabajadores a ir al baño solamente de 11.00 a 11.25 y luego de 12.15 a 12.35?” – claramente nos parecería inhumano. Bueno, es que hacemos lo mismo con nuestros pequeños de 2 años: nosotros les ordenamos cuando deben evacuar. Claramente nadie podría ir al baño cuando el dueño de la fabrica les dijera.
Es común la extraña idea de que controlar esfínter es parte de un aprendizaje cuando en verdad no lo es, porque un aprendizaje requiere de alguien que enseñe y, perdónenme los egos adultos, los niños controlan esfínter aunque nadie esté ahí para enseñarles. Este control obedece a un logro neurológico, así como caminar y sentarse, por ejemplo, por lo tanto estos logros no tienen que ver con un otro que enseñe sino con una maduración biológica que permite que el niño sea capaz de saber en qué momentos va a defecar u orinar. Cuando detecta la señal de evacuación corporal es el constructo social que te indica si vas al baño o “te haces pipí en la selva” .
Debemos comprender, entonces, que no podemos intentar enseñar, ni educar a los niños sobre un proceso interno, sino que debemos ser lo más respetuosos posibles para que no se vean afectados debido a que alguien los obligue, reprima, castigue o pretenda que sentando a ciertas horas en el baño aprenderán y sobretodo no entrar en pánico cuando el sentido común nos indique que de no “aprender a avisar” algo anda mal en nuestro niño(a).
Debemos recordar que cualquier intervención que haga a los niños sentirse poco cómodos con la evacuación del intestino podría ligarse luego con dificultades o un rechazo a la instancia del defecar u orinar (lo cual puede provocar estreñimiento)
El uso de pañales es una exigencia cultural y social, así como lo es el uso del cuarto de baño, está claro que por comodidad social es que preferimos el baño y por comodidad de los padres el pañal (nos es por comodidad del niño), así es que en el momento que el niño sea capaz se sacará el pañal como un logro motor. Para motivar a los niños en esta tarea cultural y social es importante que se le explique que cuando tengan ganas de “hacer pipí o caca” avisen. Ojalá esto se realice en verano y jamás se les siente en el baño sin ganas o se le rete o ridiculice cuando no logre llegar al baño, evitar expresiones como “la mamá se pondrá muy triste si te haces pipí” ya que genera en los niños mucha angustia de haber dañado a los padres. Mostrar tranquilidad y paciencia es crucial. Algunos niños que neurológicamente estén listos lograrán avisar, sino podemos esperar: ninguna persona usará pañales para siempre.
Debemos preocuparnos después de los 4 años, en ese caso debemos consultar al pediatra.
El llamado es a cuidar a nuestros niños, respetar sus ritmos, tratarlos con cariño y ponernos en el lugar de éstos. Tratar de recordar cómo nos sentíamos nosotros cuando niños en ciertas situaciones es un buen ejercicio.
Varinia Signorelli C.
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