Lo más probable es que, si estás embarazada, tu sentido del gusto y el olfato se sientan diferentes. Si lo has hablado con mujeres que estuvieron embarazadas antes, confirmarán que también sufrieron cambios, sobre todo en el primer semestre. Esos dos sentidos, culpables de muchos de los malestares de la gestación, efectivamente cambian debido a las hormonas del embarazo.
El súper olfato
La agudización del sentido del olfato es parte del embarazo; olores que antes te agradaban o te daban lo mismo, ahora resultan ser repulsivos. Antes no sentías el olor a perfume, ahora le pides a la gente cerca de ti que por favor no lo use, porque te producen náuseas. Los olores más comúnmente detestados son el olor a carne, pescados, café y tabaco.
Esto se llama hiperosmia, aumento exagerado de sensibilidad hacia los olores. En las embarazadas, esto se debe al aumento de estrógeno, probablemente desaparezca al pasar los meses, aunque algunos expertos piensan que esto se da para que las madres puedan reconocer el olor de su bebé. Hay personas que viven con hiperosmia; el personaje más conocido en la literatura que la padecía, es Jean Baptiste, protagonista de “El perfume” (si lo leíste, ahora sabes cómo se sentía; si no lo has hecho, no recomiendo hacerlo ahora).
Para personas que se dedican a los perfumes, tener un olfato agudo puede ser una ventaja, pero para una mujer embarazada puede ser una real molestia, sobre todo porque el olfato y el gusto están muy relacionados entre sí. Como las papilas gustativas en la lengua identifican el gusto y el nervio del olfato los olores, por lo que es muy común que esta sensibilidad extrema a los olores provoque muchos vómitos cuando una mujer embarazada percibe un aroma que le disgusta.
Los vómitos y náuseas están muy vinculados a los cambios que estos sentidos experimentan durante el embarazo.
El súper gusto
Las hormonas también afectan la percepción gustativa en las personas embarazadas. la preferencia por algunos alimentos o, incluso, la incorporación de nuevos sabores es debido al cambio que tiene el gusto durante la gestación, tienen un umbral gustativo mucho más amplio que el de una mujer no gestante.
Pero no todo es buena onda; muchas mujeres reportan sentir un sabor metálico en la boca, que le cambia el gusto a los alimentos y cosas que antes comían sin problemas, ahora les parecen repugnantes. El cambio del gusto puede ser, de hecho, una de las primeras señales de que estás embarazada.
Uno de los responsables en este cambio de gustos es el ácido clorhídrico que genera el estómago para poder digerir los alimentos y que disminuye su producción durante el embarazo, lo que explica por qué muchas embarazadas quieren comer alimentos ácidos como naranjas, limón, cebollitas en vinagre, etc.
También hay mujeres que desarrollan un deseo irreflenable de comer alimentos dulces, debido a las bajas de azúcar. Hay personas que hasta sueñan con pasteles y chocolates, cuando en su vida pre embarazo, no eran tan fanáticas de los dulces. Esto también es debido al súper olfato y el súper sabor, muy culpables de los famosos antojos. La recomendación es hacerles caso con moderación, para no tener otros problemas por el exceso de azúcar.
¿Y si más que súper olfato o gusto, no siento nada?
También es común perder el gusto y el olfato, muy al contrario de todo lo que escribimos arriba. Se llama anosmia fisiológica y, aunque es menos común, también es esperable. Se congestionan las mucosas nasales, lo que provoca la pérdida del olfato y el sabor de las comidas.
Las hormonas de embarazo provocan muchos cambios en nuestro cuerpo, incluso en nuestros sentidos, por eso es un período tan especial, hermoso para algunas, molesto para otras. Los dos sentimientos son válidos.
FUENTE: bebesymas.com
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