Testimonio
¿Es necesario amarme para amar o para que otros me amen?
Por Eva González
Siempre me hicieron saber que así era, y hasta hoy leo mucho mensaje positivo sobre eso. “Sólo si tú te amas alguien más lo hará”. “Siempre debes amarte a ti primero, luego al resto”. “Si no te amas, siempre estarás solo”, y así, un sinfín de frases de moda.
Hace ya bastante tiempo lo comencé a cuestionar. En realidad, pensaba, ¿qué ocurre entonces cuando un niño/a o adolescente pasa por una depresión?, ¿se amará? Cuando un adicto/a toca fondo, ¿conoce el amor propio? Cuando una mujer tiene depresión postparto y a veces quiere desaparecer, ¿deja de amar a su hijo? Mi respuesta a todas interrogantes fue la misma: NO.
Por supuesto que mientras mejor alguien se ame, es más consciente de si mismo, toma buenas decisiones y su bienestar notablemente es mayor. Pero de ahí a decir certeramente que el amor propio es un requisito necesario para amar y ser amado, no lo considero correcto.
Quisiera explicarlo con los mismos ejemplos que he dado al inicio: un niño/a o adolescente con depresión difícilmente puede amarse. A veces es normal sentir que su vida no tiene sentido, pero es ahí, ¡justo ahí! donde el amor puede hacer su magia. Los motivos de su depresión pueden ser muchos: quizás no consolidó un espacio vincular seguro desde pequeño y todo eso repercute al crecer.
La cosa es que a ese niño/a o adolescente, alguien lo tomará para acompañarlo en su proceso de sanación, pregunto ¿Ese alguien ama? ¿Necesitó que la persona deprimida se amará para ayudarlo? ¿Por qué lo ayudó? Si eso no es amor, que alguien me explique lo que es.
Ese niño/a o adolescente deprimido que nada se quería, ha sido ayudado por amor, lo amaron tanto que decidieron hacer lo necesario para que pueda volver y amarse a sí mismo. Hermoso, ¿verdad? Esa fue una de las primeras veces que comprendí y quité de mi vida las frases positivas que mencioné al comienzo, ¡Claro que puedes ser amado aun cuando nada sientas por ti!
El segundo caso, un adicto/a en el fondo de un pozo. Si ha llegado ahí, hay una gran posibilidad de que haya visto un escape a su dolor, problemas, y poco a poco fue dejándose a un lado, sin darse cuenta de que perdía todo, incluido el amor a sí mismo/a. Esa persona puede tener la fortuna de ser tan amado por sus padres, esposa, esposo, hijos, etc., que serán ellos quienes le brindarán el máximo amor para poder sacarlo adelante.
Es cierto, no siempre se logra, pero no por falta de amor. La persona que toma el rol de tutor, de apoyar, acompañar el proceso de rehabilitación, (que no es fácil) lo hace solamente por un amor incondicional que siente por aquel ser humano que, sin darse cuenta perdió todo, incluso las ganas de vivir.
Entonces, ¿cómo podríamos tener personas rehabilitadas? Salir de ese pozo profundo en soledad es imposible. El apoyo desde el amor comienza a generar y sanar ese vínculo que ayuda a reconectar a la persona con lo que fue antes, y créeme, puede llegar a volver a amarse, esta vez dentro de un espacio seguro que sólo pudo existir porque cuando el o ella no se amó, hubo alguien que incondicionalmente creyó y lo o la hizo sentir el amor perdido en la adicción.
Tercer caso, vivido por tantas mujeres. Luego de nacido su hijo/a; viene la malvada depresión post parto. Es muy dura, afecta el tiempo, el sueño, el cuerpo diferente y el estrés de ser necesaria 24 hrs. al día por un ser indefenso/a. Esa depresión a veces nos hace querer desaparecer.
Algunas logran ayuda de un especialista, otras no, (algunas con o sin ayuda puede que no lo logren, también es una posibilidad) y en ese momento en que vemos todo negro y sentimos que nos detestamos, no nos amamos, nos sentimos feas, no atractivas, y que hemos perdido la libertad.
No hay amor para nosotras, ¡pero adivina! ¿Sabes para quién sí hay amor de esa madre? Exacto, para ese pequeño/a indefenso/a que nos necesita y que provocó nuestro caos. A pesar de todo eso, somos capaces de amarlos/as y seguir adelante para intentar ser una gran madre.
En este último caso, podemos visualizar dos cosas: alguien que no se ama (mamá), puede amar y además ser infinitamente amada por esas primeras sensaciones y apegos que provoca en su hijo/a.
Si reflexionas en este momento; ¿alguna vez te ha tocado vivir el rol de alguno/a de los personajes de los ejemplos? O más allá, piensa en ti. En tu vida, ¿siempre te has amado? ¿Has amado a alguien cuando esa persona no lo tiene amor por sí misma? ¿Te han amado cuando ni siquiera tú lo has logrado?
Eva Inés González Salas es madre y profesora y pertenece al espectro autista. Cree en la educación sin premios ni castigos, basada en el amor y en el respeto por los demás.
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