El embarazo es una especie de revolución. Así como tu cuerpo experimenta cambios físicos y hormonales, también sufre variaciones en tus estados de ánimo que te pueden llevar de la risa al llanto, estar irritable y de mal humor o sentirte insegura casi todo al mismo tiempo. ¡Pero tranquila! Es normal y pasa, pero saber por qué ocurren te ayuda a conocerte mejor en este proceso.
1. Llantos a flor de piel
Las causas de estas sorpresivas emociones se deben a los siguientes factores:
• Biológicos
Las hormonas inciden en tu estado general, pues al interactuar entre sí dan lugar a desequilibrios que pueden influir en el humor.
• Adrenalina: acelera el ritmo cardíaco y puede provocar una sensación de estrés o de nerviosismo.
• Endorfinas: dan bienestar.
• Cortisol: considerada la hormona del estrés, es producida por el organismo para enfrentar los problemas y se le atribuye un efecto estimulante.
• Estrógenos: excitan más fácilmente.
• Progesterona: brinda un efecto sedante.
• Prolactina: secretada para preparar la lactancia, interactúa también con la dopamina, neurotransmisor vinculado con el desarrollo de adicciones
• Sicológicos
Todos ven al embarazo como un estado sagrado e ideal, sin embargo, para ti -que estás en plena etapa de cambios sicológicos- a veces no resulta fácil de sobrellevar. Y es que esta etapa reaviva los conflictos y las dificultades importantes de la infancia que pueden haberse mantenido ocultas. Especialmente nuestra relación con la
Propia madre.
– Tu identidad
Ahora dejarás a un lado “el ser hija de…”, para pasar a ser “la mamá de…”, lo que podría traerte algunos conflictos con tu madre.
Además, el sentir que eres responsable por otra persona y los grandes cambios físicos que experimentas, pueden generarte una gran ansiedad. Es natural preguntarse si volverás a ser la misma, pero lo importante es enfocarse en vivir y disfrutar estos cambios, porque todo -con mayor o menos esfuerzo- es posible revertirlo.
2. Intensidad a full
• Durante esta etapa es normal que andesintranquila, sobre todo aquellas futuras mamás que saben que corren riesgo de que sus hijos sufran malformaciones, complicaciones, tienen antecedentes de pérdidas anteriores, etc. En esos casos, lo recomendable es ir a un especialista y aprender a adquirir de nuevo confianza en el embarazo, lo cual puede ser un proceso largo y doloroso.
• También está el estrés más subjetivo, que se relaciona con la aparición de una serie de dudas sobre la crianza de tu hijo: ¿seré una buena madre?, ¿qué tipo de mamá seré?, ¿cometeré los mismos errores que mis papás?, son algunas de las inquietudes.Además, debes tomar rápidamente una serie de decisiones: dónde vivir, cómo cambiará el ritmo de tu vida, contratar nana o sala cuna, etc. Ahora, cuidado, pues algunos expertos señalan que tras el advenimiento de sucesos estresantes significativos, los partos prematuros y un retraso en el crecimiento son más frecuentes.
3. Alegría desbordante
Algunas mujeres se sienten muy felices, radiantes, alegres y forman parte de esa clase de mujeres para quienes la gestación es sinónimo de plenitud y realización. A veces, el problema de este exceso de euforia es que muchas se ponen monotemáticas y sólo hablan, actúan y piensan en el embarazo.
4. Sensación extraña
• Durante la gestación puedes tener unasensación de ahogo y de pánico. Sonarrebatos que posiblemente aparezcan antes de una ecografía o mientras esperan a que les realicen un examen médico. A veces, ni siquiera son producto de una causa externainmediata. En ese caso, no debes dudar en hablar de ello con tu médico o con tumatrona.
• Hay que saber que una gran ansiedad puede ser signo precursor de una depresión postparto, y que algunos de estos problemas se tratan durante la gestación, previniendo las posibles dificultades relacionadas con el apego que se debería sentir por el niño.
5. ¿Y si las cosas no resultan?
Es imposible que no te sientas temerosa frente a lo que se aproxima. Los miedos más comunes son a la muerte, a tener un hijo enfermo, a que te abandonen, pesadillas macabras que a muchas nos quitan el sueño. Pero, al parecer, estos temores van evolucionando con el paso de los meses. El primer trimestre se detecta un nivel de ansiedad más elevado, que después se atenúa y vuelve a subir en los últimos 3 meses.
Una embarazada podría estar deprimida durante esta etapa sin que nadie llegue a detectarlo, ya que se puede confundir con el cansancio, el estrés o con los cambios anímicos por la variación de las hormonas. Se habla de que el 10% o 15% de las mujeres padecen depresión prenatal, y que éstas pueden llegar a tener guaguas prematuras con un ritmo de desarrollo más lento de lo habitual.
Los síntomas pueden adoptar distintas formas: episodios melancólicos, problemas de sueño y pensamientos negativos. Si estos trastornos duran más de un mes y afectan la vida diaria, es preciso consultar a un especialista, debido a que en muchos casos éstos anuncian una depresión postparto.
Sin embargo, debe considerarse que en el postparto las mujeres viven sensaciones y emociones que podrían confundirse con una depresión, ya que éstas afloran todas juntas y de manera que nunca antes se habían experimentado. Esto sucede porque para conectarse con el bebé que acaba de nacer y percibir sus necesidades, surgen las propias y que estuvieron carentes de niña, llevando a revivir miedos o penas profundas. Por otro lado, está todo lo que se cree espera el entorno. Por lo tanto, sólo se puede hablar de depresión postparto cuando la madre es incapaz de buscar la satisfacción de su hijo, llora sin consuelo, está irritable u otras conductas que en términos normales aparecerán y necesitarán la in contención de alguien que la acompañe sin juzgar y que nos pregunte qué necesitamos cada día.
Equipo Supermadre
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