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Amor al cuadrado: relatos de una “Mellimami”

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Amor al cuadrado: relatos de una “Mellimami”

Hace un tiempo que me ronda la idea de empezar a escribir mis vivencias como “mellimami”. Vengo de una familia donde no había tenido ningún acercamiento al embarazo gemelar por lo  que ha sido una aventura totalmente nueva, ya que a pesar de no ser madre primeriza, debo reconocer que me sentí como tal al enterarme que mi embarazo era múltiple, y más aun cuando mis hijas el día de su nacimiento pasaron a formar parte del programa de prematuros extremos, ya que nacieron de 30 semanas.

Mis hijas hoy ya tienen 4 años y a lo largo de esta aventura he descubierto que las familias con mellizos o gemelos se relacionan y comunican de una manera diferente.

Me ha pasado varias veces en estos años, que un adulto que tiene un hermano mellizo o gemelo que se entera que soy madre de mellizas, se acerca, y me cuenta su experiencia muy abiertamente, de la misma manera con otros papás de múltiples. Pareciera que se abre un universo paralelo, donde necesitamos buscar redes y aprendizajes para descubrir qué es lo mejor para nuestros hijos. Y es que la verdad, solo entre familias donde hay “múltiples” realmente se pueden entender las necesidades y dilemas reales a los que se enfrentan los padres y  la familia en general. Y claro, escuchar la historia y experiencia de otros, siempre se agradece.

Quiero plasmar aquí, mis historias, anécdotas y vivencias de esta “mellimami” que se ha sentido, como toda madre a veces, un tanto sobrepasada y desconcertada, pero absolutamente bendecida y agradecida de estas dos pequeñas que vinieron juntas a formar parte de nuestra familia.

 

Ser papás de mellizos o gemelos

Soy una convencida que los padres de múltiples fueron escogidos desde arriba… nuestros hijos antes de nacer nos escogen porque debemos estar  preparados para un curso intensivo de amor, paciencia y tolerancia infinita.

Los padres de múltiples se enfrentan a cuestionamientos y desafíos completamente diferentes a quienes esperan un solo hijo. Con más de uno, el embarazo pasa a ser mas riesgoso (no siempre, pero existe esa posibilidad), y aparecen las preguntas en relación al futuro cercano:  ¿Podré darles de mamar a los dos? ¿me alcanzará la leche?  – ¿podremos dormir con dos bebes en la cama?  – ¿y si mi embarazo se adelanta?

Surgen nuevas preguntas y junto a ellas, también surge una nueva relación de pareja…. Van a necesitar que ambos padres den su 100%,  aquí los papás no pueden hacerse los locos y dejar a la madre en las noches dando de mamar, por ejemplo, porque mientras ella está con un bebé, el padre es quien debe atender al otro. Lo bello es que así el vínculo de ambos padres con sus hijos/as es mucho más poderoso y profundo desde el inicio, y el trabajo en equipo entre la pareja se fortalece, pero a punta de cansancio extremo, y donde la mayor parte de la energía está dirigida sólo a los bebés, no a la pareja, lo que los enfrenta a un momento difícil, porque se pierden espacios y momentos de intimidad. Pero lo interesante es como se encuentran nuevos mecanismo para reencontrase y re-conectarse.

Recuerdo cuando estaba embarazada que una compañera de colegio madre de gemelos, me comentó que las parejas “se unen o se separan” con el nacimiento de más de un bebé;  que en su caso, el nacimiento de sus gemelos había sido el comienzo de su separación. Es un momento donde la pareja realmente se pone a prueba. Si están conscientes de esto, estoy segura que lo superarán y saldrán fortalecidos.

Es verdad que es difícil, no lo niego,  la primera etapa es dura, ambos están cansados e irritables por el sueño y lo que significa cuidar a dos bebés,  más aun si hay otros hijos de los que hay que preocuparse, porque claro… no todo en la familia son los dos bebés. Además, debemos seguir trabajando, y tratado de encajar en la rutina de antes, que nunca más va a volver a ser la misma.

Tómense un tiempo para disfrutar también esta locura, es solo una pequeña etapa en la vida de la familia, que pasa. Recuerdo un día que con mi esposo terminamos riéndonos de lo cansados que estábamos que ni si quiera nos dimos cuenta que habíamos pasado un mes sin tener relaciones, y no hablo de la “cuarentena” del  primer mes. Yo  no aportaba mucho: me quedaba dormida abrazada de mis dos pequeñas en la cama, y había días en los que realmente no me bañaba, me sentía  una vaca  con la libre demanda, todo el día dando pechuga, con olor a leche, mudando a veces hasta 16 pañales diarios, y con ojeras que llegaban hasta el suelo. ¿Creen que hay ganas y tiempo de hacer el amor? Los primeros meses definitivamente muy poco, pero la buena noticia es que los niños crecen, vuelve la intimidad y los espacios de la pareja se recuperan poco a poco y uno se vuelve a redescubrir. Es importante entender que se necesita un tiempo para que toda la familia se adapte a los nuevos ritmos de dos bebés en casa.

No se angustien si se sienten lejos o pierden intimidad, es normal con dos bebés, lo importante es que lo conversen, y tengan la certeza que están fortaleciendo otras áreas de la relación de pareja. Hacer conciencia juntos, como pareja de lo que están viviendo, es súper necesario y enriquecedor.

Por: Macarena Sánchez, mamá de mellizas. 

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