Cuando llegamos a Italia, lo primero que hicimos fue ir una juguetería a equiparnos. Era febrero, pleno invierno, así que teníamos que planificarnos para una vida dentro de casa.
Estábamos rodeados de áreas verdes, pero era nuestro primer invierno en Europa y no sabíamos si podríamos salir a jugar. Para nuestra sorpresa, fue el invierno más nevado desde los años 70s, estuvimos encerrados dos semanas, ya que las calles estaban llenas de nieve y la indicación era no salir de casa. Cuando podíamos salir, era solo un rato, y jugar con tanto frío era riesgoso.
Conversando con otras madres ligadas a la educación preescolar, me sugirieron que buscara un jardín infantil, para que mi hija interactuara con otros niños. En el lugar donde arrendamos, es un barrio de adultos mayores, por lo que encontrar vecinos para jugar era difícil. Hay que considerar que la realidad europea, es que la natalidad ha bajado y el porcentaje de niños que nacen es considerablemente menor que en Chile. En Italia la tasa de natalidad de 8,7 y nuestros país nacen 13,7 niños por mil habitantes.
Así fue como buscando cerca del lugar donde vivíamos, llegamos a un baby parking creativo, en donde se emplea la metodología Reggio Emilia. No era una simple guardería, ya que la filosofía de esta corriente educativa es que el niño vaya aprendiendo en base a lo que experimenta, y el docente más que un instructor, acompaña en esta construcción de aprendizaje.
Una de las cosas que me gustó fue que la sala era amplia y tenía los llamados “rincones educativos”: de lectura, de pintura, animales de la Granja y cocina.
Educación preescolar en Italia
Acá la educación preescolar comienza con el Nido, que sería el símil a lo que conocemos como sala cuna. Se puede ingresar desde los cuatro meses, ya que el postnatal es hasta los tres meses. Los bebés menores de un año, asisten en jornadas parciales, ya que la mayoría de las madres reducen su jornada laboral, o pueden optar a un permiso opcional.
El Nido puede ser en escuelas públicas o privadas, que cumplan con las exigencias del estado italiano. Desde los tres años los niños pueden ingresar a la Scuola dell’infanza, la cual no es obligatoria.
Ambos sistemas, independiente de la corriente educativa que sigan, se caracterizan por el desarrollo de actividades basadas en juegos y en la socialización. En el Nido, las salas tienen niños de todas las edades.
Si se quiere asistir a un Nido, al momento de inscribir el nacimiento de tu hijo, te envían toda la información sobre la oferta educativa según el lugar donde vives, y puedes optar a una. Si es público realizas el trámite en la comuna; si es privado los padres deben a ir a entrevistas previas. Los italianos parten el proceso de adaptación con los padres y luego integran al niño. Es importante postular con antelación, en los meses de Julio y agosto, ya que los cupos son limitados y el año escolar comienza en septiembre.
Nosotros empezamos la búsqueda en marzo, y ya era tarde para postular a un Nido. Así que nos decidimos por este jardín, que nos quedaba cerca de casa y nos podríamos ir caminando. El Baby Parking trabaja con máximo 10 niños por jornada, así que semanalmente debíamos registrar el horario que ocuparíamos. Por la edad de los niños, menores de 3 años, no pueden estar más de tres horas diarias y las “Dadas”, como se llama a las educadoras acá, rotan diariamente, para que el aprendizaje sea más dinámico.
Otro punto importante en la elección, fue la gran cantidad de actividades para padres e hijos los fines de semana. Exposición de libros, talleres de baile y de yoga, celebración de festividades nacionales, entre otras. La idea es involucrar a los padres, más allá de la reunión de apoderados, y que sean activos en el aprendizaje del niño.
Para ver la información y postular a las distintas opciones, pincha acá.
Saludos desde Bologna
Carolina Martínez Fernández
Mamá Viajera