Como todo inicio siempre es difícil, es un momento emocional muy intenso, un desafío que sacude el corazón y más aún cuando nuevos rostros, nuevas palabras inundan el silencio, mundos diferentes comienzan a mezclarse en busca de una sola voz cuya fuerza les traiga toda la alegría que anhelan.
La idea principal no era hacer un simple taller, sino que crear un santuario: un lugar donde pequeños diamantes comiencen a pulirse hasta que su brillo traiga luz a tantas tinieblas, un momento donde encuentren el solaz, la aceptación y el entendimiento que les ha sido negado en el jolgorio de un mundo que los ignora y los aparta.
Por eso pensaba poéticamente en las montañas que hay en el camino, todo lo que se debe escalar. Me reencontré con una parte muy importante de mi mismo que está en muchas personas más, fue como el viento en las velas de un navío que en aguas tormentosas debe encontrar su rumbo, cada rostro, cada alma, cada lección vivida cobra fuerza, nadie es igual, nada es igual, no importa cuanto parezca que se repita, cada uno tiene una sensibilidad especial, cada uno tiene un ruidoso silencio que espera ser oído y que esta siendo apagado por una despiadada enfermedad que afecta al mundo.
Patch Adams dice: “Si vamos a luchar contra una enfermedad, luchemos con las más terrible enfermedad de todas: La indiferencia”
Justamente la doctora Peg O’Connor, el año pasado en psychology today manifestó en un articulo: “La apatía y la insensibilidad son etapas en el camino a la indiferencia, que es una de las orientaciones más peligrosas y devastadoras del mundo”.
Esta indiferencia se alimenta en la ignorancia que a su vez se fortalece en los prejuicios – revisando el diccionario de la real academia española, este termino quiere decir: “Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”-
En lo personal no conozco a nadie que no tenga algún tipo de prejuicio, el que los tengamos no es el obstáculo, sino el no reconocerlos y luchar contra ellos, el defender esa deleznable tenacidad que forma parte de la definición y que va contra de los valores, no solo de la sana convivencia.
Lo he comentado y me lo han dicho miles de veces: “vivimos en un mundo peligroso donde hay que ser desconfiado”, pero esta desconfianza no puede basarse en la ignorancia, en juicios sin fundamento que alimentan una conducta destructiva y directamente anticristiana, porque es en este actuar que mucha gente con un buen corazón está siendo dañada emocionalmente, porque se les niega el derecho a ser reconocidos por lo que su corazón lleva, por las virtudes que los prejuicios se niegan a ver tal cual son.
Es como el filme de Orson Welles basado en la obra de Franz Kafka: “El proceso”: el individuo que es juzgado sin saber por qué, la angustia y desesperación de no saber en qué se esta mal para defenderse, en el mundo actual esto implica que hay gente aislada, en soledad, resentida por la existencia de grupos sociales que prefieren a personas de apariencia agradable y cuya conducta puede ser destructiva.
Es un análisis duro, pero es fuerte cuando encuentras a un “hermano aspergeriano” cuyas conductas son las de un caballero, el conocimiento de un genio y una soledad que se manifiesta en un noble deseo de amistad expresado ocasionalmente de forma inadecuada por el nerviosismo que tiene ante la posibilidad de hablar con otros, un diamante en bruto cuyo deseo de brillar no se le permite porque no esta pulido de una determinada forma.
Todo esto lo he vivido y lo he visto muchas veces, pero siempre es un momento especial que me hace recordar en lo que el buen libro dice: “que de la abundancia del corazón habla la boca”, ves ternura e inocencia que quiere fluir con naturalidad pero que choca brutalmente contra un mundo peligroso, despiadado y traicionero, donde hasta los creyentes podemos actuar como crueldad ¿y qué es lo que queda? ¿Seguir atrapados en el veneno que llevamos, en estos prejuicios, en las heridas que nos alejan de las verdades que heredamos de nuestros padres?
Lo escribo porque hay otro buen dicho cuya validez es maravillosa: “no es una mala persona una vez que comienzas a conocerlo”, lo que me motiva a preguntarme; ¿Qué pasa con aquellos que pueden ser muy buenas personas si los tratas bien? ¿Cuáles son mis prejuicios y como los estoy enfrentando?
La humanidad se esta volviendo tan miserable que en su indiferencia al prójimo no es capaz ni siquiera de compartir un acto de amabilidad, un acto de ternura que devuelva la esperanza y la fe en un paraíso tangible cuya construcción pende de una fe puesta en práctica, acciones concretas que cada día son mas urgentes, lo que el filosofo Edmund Burke dijo: “Lo único que se necesita para que el mal triunfe es que los hombres de bien no hagan nada”.
¿Hay algo en esta tierra más sublime que la inocencia de un niño fluyendo? Dicen que los aspergerianos tenemos un lado niño, un aspecto inocente que necesita ser preservado como un tesoro, que es mancillado por la soledad que se alimenta en los prejuicios, la indiferencia de la gente que no entiende, ni quiere entender el tesoro oculto que hay en cada individuo, muchas veces por actos extraños que nacen de la fuerte sed de amistad y respeto. Y que con el tiempo, si Edmund Halley no encuentra a Isaac Newton que humillado por Robert Hooke se había recluido quizás no tendríamos la ley de la gravedad, es una historia que me la terminó de contar un joven aspergeriano, entusiasmado de conocer a otro semejante. Por eso iniciamos el taller para que él y otros más reciban el cariño, respeto y guía que requieren, para que sean tratados conforme a lo que son, guiados a la grandeza que pueden alcanzar, pero ante todo enfrenten toda la indiferencia del mundo con la bondad que este requiere, una verdad que asegura el lugar especial que cada uno tiene ante Dios.
Juan Carlos Sánchez Emilfork.
*artículo difundido gracias al apoyo de Isabel López Turner, Psicóloga quien hace años anhelaba formar clubes donde los pacientes Asperger pudieran sentir refugio, para así salir al mundo con fortalezas. Hoy trabaja en esta área, formando clubes Asperger en Concepción
Consulta: Colo Colo 379 Of. 2007 Concepción
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