Desde que somos niñas adecuamos nuestros conocimientos a aquellos procesos de nuestra vida como mujeres que, tarde o temprano, tendremos que vivenciar.
Escuchamos a nuestras abuelas, madres y tías conversar sobre muchos temas con los cuales nos familiarizamos siendo más adultas, entre ellos se encuentra la llegada de la menstruación o “regla” como se le dice de forma coloquial. Lo más probable es que la mayoría de nosotras haya enfrentado este “acontecimiento” con un poco de temor y mucho desconocimiento.
Y es que ver de repente tu ropa interior manchada con sangre, te hace pensar que estás viviendo la peor crisis del mundo, algunas más extremas creyeron que se estaban muriendo.
Yo recuerdo bien la llegada de mi Menarquía (la primera menstruación). Me encontraba en el baño y al limpiarme vi sangre en el papel higiénico, mi reacción primero fue gritarle asustada a mi madre que estaba sangrando, que por favor me ayudara. Entre confusión y miedo, además de sentirme un poco tonta en mi ignorancia, le conté la situación a mi madre, quien al otro lado de la puerta celebraba que su “niñita” había empezado a “ser una mujer”.
El mini ritual no terminó ahí, para mi sorpresa, mi padre llegó en la tarde con un ramo de flores y pasteles para celebrar tal acontecimiento. La verdad es que actualmente analizo esto con un poco de humor, ya que mi formación como Matrona me ha permitido adquirir conocimientos para poder reconciliarme con esta visita mensual, que tantos prejuicios y dudas genera en la sociedad y en nosotros mismas.
Por esto, a través de estas líneas quisiera interiorizarlas en lo que significa biológicamente nuestro proceso de menstruación, el por qué somos cíclicas y cuál es la importancia de identificar cada una de nuestras fases.
Espero también que al final de esta columna puedan amigarse un poco más con la siempre juzgada y mal comprendida Menstruación, ya que cada vez le estamos dando un énfasis mucho más desde lo natural y ancestral, proyectado desde lo que significa la ginecología natural y lo que considero más importante: conectarnos con nuestro ciclo y cuerpo.
Antes de entrar en materia mas técnica, me gustaría evidenciar la importancia del lenguaje dentro del desarrollo de nuestra sexualidad. Es algo que va a costar deconstruir, pero mientras más lo practiquemos se puede lograr.
Muchas mujeres estamos de acuerdo en que la menstruación debe dejar de llamarse “REGLA”, ya que si bien contamos con parámetros que nos permiten identificar ciertos rangos de normalidad, el proceso no es lineal y absoluto en cada una de nosotras, porque cada cuerpo es un UNIVERSO único y diferente. Que importante es adentrarnos, familiarizarnos y reconciliarnos con este proceso, el cual nos acompaña en más de la mitad de nuestras vidas.
Para poder entender nuestros sangrados, es importante comprender cómo funciona nuestro organismo al originar nuestro Ciclo menstrual.
¿Qué es el ciclo menstrual?
El ciclo menstrual es un proceso de varias semanas, que genera como acto final lo que llamamos Menstruación, pero que requiere de una serie de factores y cambios en nuestros organismo para poder lograrla.
El ciclo menstrual de cada mujer se origina tras una cuidadosa y coordinada “danza” de hormonas en nuestro organismo, que inicia con el primer sangrado en nuestra adolescencia, al cual llamamos “Menarquía” y que finaliza en la edad aproximada de los 50 años con la “Menopausia”, lo cual marca el final de nuestra etapa reproductiva.
¿Cuándo inicia mi ciclo menstrual?
Será común para quienes hayan visitado a su ginecólogo/a o matrona, que les consulten sobre su Fecha de última regla (Por favor: ¡Menstruación!) Así, esta información nos permite determinar el ciclo de cada mujer, el cual inicia con el primer día de sangrado y finaliza con el día previo al sangrado siguiente.
En general, un ciclo menstrual “normal” fluctúa entre 28 días (+/- 7 días, es decir, de 21 – 35 días entre cada menstruación). Por ello, uno esperaría dentro de los rangos normales, que la mujer sangre una vez por mes.
A pesar de esto, es importante mencionar que aproximadamente solo 1/3 de la población mantiene este patrón de sangrado de 28 días, el resto puede variar según lo mencionado.
¿Ves? No es una regla/norma absoluta que rige para todas las mujeres. Hay varias estructuras y órganos en nuestro cuerpo que generan las fluctuaciones hormonales necesarias para que el ciclo menstrual se lleve a cabo con normalidad.
A nivel cerebral, tenemos el hipotálamo y la hipófisis, que mediante señales activan nuestras gónadas sexuales llamadas Ovarios,y tras esto una acción sobre nuestro útero (mas específicamente la capa mas interna, denominada endometrio).
Ovulación
Para explicarte de manera macro y sencilla, desde el cerebro se secretan dos hormonas encargadas de estimular al ovario; denominadas FSH (hormona folículo estimulante) y LH (hormona luteinizante). El ovario al ser estimulado, libera a la cavidad uterina un óvulo, que tras pasar por varios procesos se encuentra listo para ser eventualmente fecundado. Este proceso que acabo de explicarte es lo que conocemos como Ovulación y marca la mitad de nuestro ciclo menstrual.
Por ende, uno esperaría que la mujer ovule al día 14 desde iniciado su sangrado menstrual. Es decir, en estas fechas se incrementan las posibilidades de lograr una gestación.
Este ovocito, genera también ciertas modificaciones hormonales que producen cambios en la cavidad uterina. Por ejemplo, liberando Progesterona en cierto minuto, hormona que favorecerá la “maduración endometrial”, para ofrecer el mejor nido posible al ovulo que eventualmente será fecundado.
Posterior a esto, si ese ovulo no fue fecundado, se genera la disminución de progesterona, que producirá la descamación del endometrio ¿Que significa esto? Que el útero libera su capa más interna para renovarla y prepararla para un nuevo ciclo menstrual. La descamación del endometrio se ve reflejada en el sangrado uterino que tenemos una vez al mes.
¡Sí! Por eso nos sentimos inflamadas, hinchadas y adoloridas en ciertas etapas de nuestro ciclo, sobre todo cuando menstruamos. Esto explica el “dolor” que sentimos, que cabe destacar (para derribar el mito) es UTERINO y no dolor ovárico.
Menstruación
Ahora sabemos que la Menstruación en sí misma, se define como la descamación de la capa uterina mas interna; el Endometrio.
La duración habitual de este sangrado fluctúa en un promedio de 3 – 5 días (2 – 7 días es considerado normal) y se produce una pérdida sanguínea aproximada de 30 ml. Este proceso en especifico, permite renovar esta capa de tejido que podría anidar a un posible embrión en caso de gestación.
Dentro de todo este ciclo se producen también modificaciones de nuestro moco cervical, esa sustancia a veces espesa y otras veces más gomosa que sale de nuestros genitales. Estas características pueden servir de guía para aquellas mujeres que buscan poder gestar o que por el contrario se cuidan de forma natural para no concebir.
Es así como el moco cervical es mucho más filante y líquido en días cercanos a la Ovulación, lo cual facilita el paso de espermatozoides a la cavidad uterina. Por el contrario, en los días cercanos a la menstruación, el mismo se engruesa, generando el efecto contrario.
Síndrome premenstrual
Toda esta fluctuación de hormonas a las que nos exponemos mes a mes, genera otro tipo de efectos dentro de nuestro organismo. Es lo que conocemos en general como Síndrome premenstrual y que puede derivar en síntomas a nivel físico y psicológico.
Hay mujeres a quienes le afecta de manera mucho más severa y a otras en general se les hace más llevadero. Entre los síntomas más frecuentes se encuentra la irritabilidad, cambios de humor, cambios en el deseo sexual, inflamación abdominal o en el vientre bajo, ansiedad o estados emocionales más depresivos.
¿Acaso no quedaste exhausta con tanta información? Es increíble como nuestro cuerpo es capaz de modular tantos procesos. Pero el conocimiento respecto a ello nos permitirá adelantarnos y tomar medidas acordes. Cada mujer vive su proceso de manera diferente y muy personal.
¿Mujer o niña?
Como te mencionaba al principio, la idea actual es mirar la menstruación con otros ojos, naturalizarla y sacarla de esa casilla de “tabú” donde la han puesto. Resulta que esto afecta a niñas y adolescentes que se enfrentan a su menarquía desinformadas y con mucha vergüenza. Muchas se sienten “sucias” o tratan de esconder al máximo su condición.
Para revertir estas situaciones, es importante que contemos con las herramientas para educar a nuestras niñas y prepararlas para este proceso.
No es buena idea sumarles además la presión de que se “transformarán en mujeres”, porque una niña que recibe su Menarquia a los 9 años seguirá siendo una niña y lo ideal es que siga su curso de vida normal.
Aparte de esto, considero de suma importancia educarnos en el transcurso de nuestra vida para llegar al final del ciclo: La menopausia.
La menopausia, que es definida como el periodo – de 12 meses – desde la última menstruación, marca el final de nuestra etapa fértil pero no sexual. No dejamos de ser mujeres y seres sexuales tras este acontecimiento y les puedo contar desde la experiencia clínica, que la mayoría de las mujeres llegan aún más desinformadas a esta etapa.
Por ello las insto a analizar toda esta información, a poder buscar más allá de manera consciente y no desconocer los rituales que nos han precedido respecto a nuestro ciclo menstrual, que les puedo asegurar tiene más de magia que de infortunios.
Karla Messina Aguilera
Matrona, Universidad de Valparaíso Diplomada en Sexualidad y terapia sexual