Los niños pequeños corren a buscarte cuando te necesitan. Para los más grandes, preadolescentes y adolescentes, es un poco más incómodo. En general parecieran estar enojados y luego, de un momento a otro, pueden verdaderamente ansiar tu atención. Como son muy malos en verbalizar sus confusos sentimientos, depende de ti leer e interpretar los signos de que tu hijo/a necesita un poco de conexión.
Su lenguaje corporal es la primera señal
Albert Mehrabian, investigador y autor en 1972 del libro “Mensajes silenciosos”, descubrió que la comunicación es 55% lenguaje corporal, 38% el tono de voz y 7% las palabras. Esto es todavía ampliamente aceptado, y se conoce como la regla 55/38/7 (o 7/38/55). Significa que lo que no se dice es mucho, y cuando mi hijo de 17 años se acuesta en mi cama mientras estoy leyendo, incluso cuando no dice nada y cierra los ojos, está usando su lenguaje corporal para decirme que necesita tiempo con mamá.
“Pon atención al lenguaje corporal de tu hijo/a. Generalmente demuestran que quieren conectar contigo solo apareciendo”, dice Julie A. Ross, directora ejecutiva de Parenting Horizons.
Tu hijo/a puede sentarse al lado tuyo mientras ves televisión. Pueden quitarse los audífonos en el auto. Pueden quedarse en la puerta de la cocina mientras limpias o preparas algo (quizá con la cara seria y los brazos cruzados, pero están ahí). Pueden dejar la puerta de su pieza abierta. Cualquiera de esos podría ser un pequeño signo.
Probablemente estás ocupada – pero tómate un minuto
Ross cuenta que sus hijos aparecían siempre en momentos muy inconvenientes, incluyendo cuando ya se había quedado dormida. Pero, dice, “más de la mitad de conectar con un adolescente es no cerrarles el paso”. Así que, incluso si estás a punto de quedarte dormida, intentando terminar tu trabajo o escribiéndole a una de tus amigas, registra la presencia de tu adolescente y míralo.
Es como observar pájaros. ¡No hagas movimientos repentinos! ¡No los espantes! Toma este momento para asimilar el hecho de que están cerca. “Lo más importante es que los padres no cierren la entrada a una conversación potencial diciendo ‘estoy ocupada ahora’ o ‘estaba durmiendo, ¿puede esperar a mañana?’”, explica Ross.
Prueba con una frase
Si son de aparición silenciosa, como mi hijo, es probable que tengas que hablar primero. Mírale la cara y lee su lenguaje corporal antes de lanzarte, comenta Ross. “Intenta ‘pareces triste’, o ‘quizá quieras quitarte un peso de encima’”, sugiere. “Si se ven alegres puedes decir ‘te ves emocionado/a’ o ‘parece que estás teniendo un buen día’. También me gustan las opciones simples: ‘¿cómo están las cosas?’ o ‘¿cómo te va?’”.
Lo que sabemos que es bastante inútil es intentar: “¿cómo te fue en el colegio?”. Por algún motivo, ningún niño quiere responder eso después de tercero básico.
Por otro lado, puedes tener un hijo conversador que empiece a hablar de cosas sin importancia. “Pueden empezar una conversación sobre algo completamente diferente de lo que realmente quieren hablar”, dice Ross. Comienzan a contarte sobre las Kardashians, por ejemplo, pero eventualmente llegan a comentar un problema con un amigo.
¿Tu trabajo? Solo escuchar
“No interrumpas, no le des consejos, no le hagas preguntas”, señala Ross. Es una tarea difícil para las madres y padres, porque queremos saltar con respuestas para todo. Incluso si tu hijo conversador todavía está hablando acerca de un nuevo post de las Kardashian, no le digas “no vale la pena seguirlas”. Quédate en silencio y ve a dónde quiere llegar con esto. “Si tienes que decir algo, solo di: ‘cuéntame más’”, agrega Ross.
Mientras están hablando puedes, por supuesto, escuchar lo que te dicen, pero también mirarlos para determinar cómo se sienten: emocionados, enojados, o cualquier cosa intermedia. Esta es tu oportunidad para leer su estado de ánimo y ofrecer apoyo. Y para los adolescentes, “apoyo” quiere decir sobre todo solo estar presente.
Elige los mejores momentos del día para conectar
No es justo después del colegio. “Están cansados, sobrepasados por su día, y necesitan relajarse sin hablar ni responder”, dice Ross. “Algunos niños toleran la conexión amorosa a la hora de comer. Muchas familias se dan cuenta de que, en la noche, justo antes de irse a acostar, es el momento en que los niños se muestran más vulnerables y abiertos”.
Esto parece ser real en el caso de mi hijo.
Ross también señala que no dudes en escribirle a tu hijo/a. “Puede ser un mensaje de texto, pero soy un poco a la antigua y prefiero una notita por debajo de la puerta o sobre su escritorio, o un post-it en el espejo del baño”, comenta. “Una nota puede ser leída y comprendida a su propio ritmo, y es concreta. Es más probable que recordemos lo que leemos a lo que escuchamos”.
Otros padres dicen que sus hijos prefieren enviarles mensajes de texto en lugar de hablar cara a cara. Es menos intimidante, y pueden tomarse su tiempo para escribir lo que quieren decir. Déjame afirmar algo: ¡es una conexión! Y una oportunidad para decirle “te quiero”.
Este texto es una traducción de Supermadre. El artículo original fue escrito por Jessica G. Hartshorn para Scary Mommy y lo encuentras aquí.