Actualmente, cuando hablamos de caries dental nos estamos refiriendo a una enfermedad crónica no transmisible (con factores de riesgo y un manejo muy parecido a la obesidad y diabetes), que es mediada por bacterias y con una fuerte influencia de nuestros estilos de vida.
Por lo tanto, cuando hablamos de promoción de la salud oral y prevención de caries, tenemos que necesariamente intervenir varios factores externos que están provocando que se desarrollen estas lesiones. Lo que quiero decir con esto es que no sirve de mucho si el dentista solo tapa las lesiones de caries sin abordar de manera integral la causa que está provocando esta enfermedad.
Cuando pensamos en cuál sería la mejor forma de que los niños no desarrollen caries en su vida, tenemos que retroceder en el tiempo hasta antes de que se desarrollen estas lesiones y uno de los factores causales que podemos modificar antes de que haya consecuencias tiene que ver con la dieta e ingesta excesiva de azúcares.
Los primates y seres humanos presentan una preferencia por los sabores dulces desde el principio de la vida, esta preferencia perdura durante toda la niñez y comienza a declinar durante la adolescencia y adultez, por ende siempre existe un riesgo durante la niñez de consumir azúcar en exceso.
Ya durante la planificación del embarazo y todo el periodo de gestación hay ciertas cosas que podríamos tener en consideración en relación a la alimentación para promover una mejor salud oral de nuestros niños. Esta súper documentado en la literatura que una dieta saludable de la madre durante el embarazo promueve la salud general tanto de la madre como del hijo, asimismo una dieta inadecuada puede programar al feto a desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles en su vida adulta.
El desarrollo de los sentidos del gusto y el olfato comienza alrededor de la 7ma y 8va semana de gestación, sumado a esto el feto ya es capaz de tragar a la semana 12 de gestación y de realizar succión no nutritiva a las 18 semanas de vida intrauterina. Esto se ha podido detectar mediante ultrasonido donde se han observado cambios en la expresión facial y el comportamiento del feto ante la exposición a diferentes sabores provenientes de la dieta materna.
Desde el punto de vista de la preferencia por los alimentos, se ha visto que ciertos sabores de alimentos son capaces de transferirse al líquido amniótico (por ejemplo el ajo y la zanahoria) esto podría tener el potencial de influir en la aceptación de los alimentos y las preferencias alimentarias de los niños.
Ahora, ¿en qué podría afectar esto en el riesgo de caries de mis hijos? Básicamente que con una dieta balanceada, saludable y con una variedad de sabores durante el embarazo, podríamos estar modulando la futura preferencia por los alimentos dulces del niño y lograr un mayor autocontrol y regulación en su consumo ¡Otra razón más para elegir una alimentación saludable!
La OMS recomienda una ingesta de azúcares libres para la prevención de diabetes, obesidad y caries dental no mayor al 10% de la dieta, esto quiere decir que el consumo diario no debería superar los 50 gr de azúcares libres (azúcares refinadas y no refinadas, miel y jugos concentrados de frutas).
Otra cosa importante durante el embarazo es tener precaución con los antojos, que si bien es cierto no existe evidencia científica que explique por qué ocurre este fenómeno, la realidad es que muchas embarazadas manifiestan tenerlos y se ha visto que en general predominan los antojos por alimentos dulces y con alto contenido calórico, lo cual también puede llevar a una ganancia excesiva de peso durante el embarazo, riesgo de obesidad y alterar nuestra dieta saludable, variada y balanceada.
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María Pilar Campos
Odontopediatra
@odontopediatraentucasa