Turning Red, es la primera película de Pixar dirigida por una mujer, un momento muy esperado. Dirigida por la cineasta chinocanadiense Domee Shi. De hecho la película, dicen, que está basada en su propia historia y eso es lo que quiso plasmar en Turning Red. El equipo de la cineasta es, en su gran mayoría, compuesto por mujeres. Por esta razón los temas femeninos dejan de ser tabú: la menstruaciòn, la pubertad, las boybands y las peleas con las madres de cada una.
Todos tenemos una bestia interna, una parte estruendosa, ruidosa, alocada, una parte extraña de nosotros porque a pesar de haber nacido con ella, muchos aprendimos a callar. Porque nos obligaron, porque nuestros padres querían que nos “portáramos bien” y nos enseñaron que mientras mejor nos portábamos más orgullosos estaban de nosotros y más nos querían. Entonces por supervivencia, de niños/as aprendimos a callar esa parte.
Esta película de Pixar, disponible en Disney+, muestra hábilmente cómo es que en esa metamorfosis púber, de ir creciendo, nuestro verdadero ser emana. Crecimos aprendiendo que debemos mucho a nuestros padres, porque lo dan todo por nosotros. Entonces ser obedientes y honrarlos suena como una linda forma de retribuirles, aunque esta forma de retribución y respeto ciego, puede hacer que nos olvidemos de nosotras mismas.
Red, disponible en Disney+, es una oda a la adolescencia, a esa etapa maravillosa en la que tenemos una nueva posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos y ser en nuestra esencia. La película tiene dos frentes porque en la cara principal están las claves para entender la adolescencia, mientras que en su cara posterior están las claves para entendernos como padres/madres y confiar en aquello que hemos criado, a pesar de ser distinto a nosotros. Y ojalá bien distinto a nosotros.
No hay separación sin conflicto, no hay separación que no duela, no hay separación sin pelea. No se puede, no podemos separarnos simbólicamente ni físicamente si no odiamos aquello de lo que nos separamos. Y eso lo sabemos bien en todo tipo de separaciones. Sin embargo la adolescencia es fuerte porque debemos separarnos de aquello que amamos (nuestros padres/madres) y, por otro lado, quienes se separan son esos niños/as que más amamos (porque son nuestros hijos) Pero comprender que la única forma de ser uno mismo es ser diferente y que diferenciarse es ser distinto a mi familia de origen, calma. Y eso es lo que muestra la nueva entrega animada de Pixar.
Red, disponible en Disney+, nos detalla la importancia que tienen los adolescentes de contar con un grupo de pares que los valide, de quienes se sientan cerca, ya que se convierten en esa familia que eligieron y muy importantes en la regulación emocional. Esta película nos educa en cómo nuestras reacciones frente a los problemas y al estrés de nuestros hijos puede en realidad aportar en su historia o sepultar su vida social generando aún más estrés y alejándonos de ellos.
Pixar nos presenta a la protagonista de esta pelìcula, Mei Lee, una chica de 13 años que es la primera en usar gafas (en Pixar, porque en Disney fue Mirabel) algo extraña pero segura de sí misma, dividida entre ser la hija obediente que su madre quiere que sea y el caos propio de la adolescencia. Pixar nos muestra cómo esas emociones que Mei Lee no muestra van guardándose dentro de ella transformándola un buen día en un Panda Rojo. Es tanto lo que traga sus emociones intensas que un día amaba ese ser peludo de ella y se instala. red, creo yo, hace un guiño a los procesos menstruales, al crecimiento paulatino, casi como el rojo de la Caperucita roja. El rojo de lo simbólico de crecer y el rojo de lo intenso, pero no solo en la rabia, también en el amor y en la ternura, entre otras emociones que también desbordan a Mei lee.
En vez de darle espacio, en la regulación emocional, a una madre intrusiva y sobre protectora, la protagonista, en esta nueva película de Disney+, se regula con sus amigas, con quienes comparte aficiones y planes estratégicos para lograr sus objetivos. Un nivel de planificación que ya la quisiera cualquier adulto funcional. La sobreprotección es mirarse a sí mismo y no la necesidad de nuestros hijos, tengan la edad que tengan, entonces en vez de regular emocionalmente, estresa más y hace que los niños/as se alejen de ese tipo de cuidado o se sientan culpables.
Red, disponible en Disney+, es una de las películas más inclusivas que he visto de Pixar. Distintas religiones, estilos en los personajes, condiciones distintas y hasta enfermedades de los adolescentes aparecen como parte normal en la entrega, conviven y coexisten las culturas como en el mundo en sì, sin mucho cuestionamiento.
Al parecer el Panda Rojo que tanto le sirvió a las ancestras de Mei Lee, a ella parece no servirle e incluso incomodar, es así que se despliega un plan familiar, entre las mujeres del clan, para que la pequeña supere al Panda Rojo y logre ser ella misma. El plan tiene que ver con superarlo, como lo ha hecho su madre también. Paralelo a esta bùsqueda de control de las emociones más intensas aparece la validación del grupo de pares y el amor por un Panda Rojo que conquista a toda la escuela y la convierte en una chica popular, con desbordes incluidos.
Las cosas terminan enredándose, si no apoyamos a nuestros hijos/as en cumplir sus metas o sueños, terminarán apoyándolos otras personas, terminarán haciéndolo igual porque son capaces y porque si algo tiene de maravilloso el espíritu adolescente es no tener miedo a ser ellos mismos. Y a asumir las consecuencias que eso conlleva, una llama que se apaga de adultos, pero que sería maravilloso poder mantener firme.
En la forma de controlar a nuestros hijos/as tiene mucho que ver la crianza que recibimos y nuestros propios miedos como padres/madres tienen que ver en los miedos que tuvimos como hijos/as. Una de las partes más emocionantes, a mi juicio, es cuando la protagonista calma a su propia madre cuando niña y comprende de donde viene ese miedo, sin dejar de señalarle enfática que se va a quedar con su Panda Rojo, haciéndole ver que integrará todas esas partes de ella, sin callarse esas intensidades y sin obligarse a mantenerse perfecta cuando en realidad no le interesa parecer algo que no es.
Sync en la puesta en escena y BSB en sus
coreografías pero con una marcada estética K-Pop .