Muchas mujeres han pasado por este período, otras están a punto de vivir la experiencia. Pero ¿cómo poder aprovechar de mejor manera el tiempo con nuestra guagua? ¿Qué es lo que se espera de nosotras en este período? ¿Podré lograrlo? Muchas son las interrogantes que se presentan y muchos los desafíos, por esta razón he decidido explayarme un poco.
Primero que todo, vamos a organizar la idea de ser recién nacido en nuestros días, si somos agudas basta con mirar la rutina de una guagua de clase media y nos queda claro velozmente que los niños en general deben seguir los parámetros adultos al insertarse en el mundo al que llegan: muchos de ellos pasan rápidamente a la sala de cuna, al jardín infantil o al colegio con lo cual cumplen rutinas de entrada, de salida, de sueño y comidas similares a la de nosotros los adultos. Es decir, el niño parece que llega a ser parte de un mundo “adultocéntrico” en donde sus necesidades son aplacadas por las necesidades de comodidad de los adultos. Quizás suene fuerte leerlo, pero así es. Es cierto también que los padres están sumidos en sus quehaceres y responsabilidades diarias, en el trabajo, atrapados por la tecnología o la TV, por lo tanto poco de mirada tierna o contemplativa reciben los niños. A mi modo de ver lo más grave -creo- es la falta de contacto que se tiene con los niños en general, especialmente un recién nacido con la piel de su madre.
postnatal y apego
Sabemos la importancia del sostén materno y lo fundamental del apego con la madre, ahora retomo la idea de vivir un postnatal de manera adecuada: los niños que nacen hoy en día pasan la mayor parte del tiempo en coches, en sillas de comer, mecedoras, en su cuna y lejos de los brazos de la madre. Esta situación nos hace percibir la violencia de la separación desde muy pequeños. Niños que no son tocados, niños que no son acunados suelen ser adultos que van a tender a estar más a la defensiva que los que si lo han sido, ya que estos últimos sabrán que el mundo es un lugar cálido y con olorcito conocido al cual llegan, entonces se quedan en calma; versus la pelea que debemos vivir los que no hemos sido contenidos de manera adecuada.
Pero ¿Qué es contener de manera adecuada?. Debemos permitir que nos sintonicemos con las necesidades del recién nacido ¿Cómo? Acercándonos, acunándolos, cargándolos, durmiendo con ellos, prefiriendo la cercanía piel con piel siempre para lograr la regulación natural que se genera con esta cercanía, para poder acercarnos a nuestra conexión con la maternidad. Es sumamente importante que las madres nos escuchemos más en torno a las necesidades de nuestros hijos, siempre creemos que otros saben más de ellos y eso es descabellado; somos nosotras las que entendemos el lenguaje de nuestra guagua, nosotras las que debemos hacer lo que sentimos correcto, NOSOTRAS, sí nosotras: madres empoderadas del rol.
En algún momento leí algunas interesantes recomendaciones que pueden servir para conectarnos con nuestro hijo, las expondré con el fin de que sean de utilidad para ustedes también.
Olvidarnos de los relojes.
Usar formas de cargar a nuestra guagua que permitan la cercanía con el cuerpo de la madre (fulares).
Delegar todas las tareas que no tengan que ver con el cuidado de la guagua.
Sentirnos de Vacaciones y dar prioridad a los momentos placenteros
Dormir con nuestro hijo.
Pasar momentos a solas con el recién nacido, fuera de la observación de otros adultos.
Hablarle a nuestra guagua con palabras simples, contándole lo que nos pasa, aunque sean situaciones difíciles.
Evitar compartir con los demás el modo en que nos vinculamos con el bebé o las rutinas que tenemos: esto nos deja expuestas a ser cuestionadas y nos hace sentir inseguridad. Las decisiones que tomamos en torno a nuestros hijos forman parte de nuestra vida íntima.
Varinia Signorelli C.