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Películas de terror en la infancia

¡Queda muy poco para Halloween! Esta celebración ya se ha convertido en una de las favoritas de niñas y niños, porque además de disfraces y dulces, tiene un componente que no falla: el miedo. ¿Qué pasa cuando nuestras/os hijas/os quieren empezar a ver películas de terror? ¿Cuándo es el momento adecuado y cuáles son los aspectos que debemos tener en cuenta?

Gracias a la información de Bebés y más, podemos pasar una noche de brujas que sea divertida para toda la familia

¿Cuándo es demasiado pronto?

Antes de los cinco años, no es posible distinguir entre ficción y realidad, por lo tanto, al exponer a niños a contenidos de terror tan temprano, es posible que desarrollen problemas de sueño, ansiedad y conductas agresivas o de riesgo.

Joanne Cantor, autora del libro “Mami, tengo miedo” (“Mommy, I’m scared”) señala a partir de los datos de su estudio que aquellos estudiantes universitarios que vieron películas de miedo antes de los 14 años presentan problemas para dormir y o bien muestran cierta ansiedad ante actividades consideradas en realidad seguras, o bien dejan directamente de realizarlas.

Nuevos estudios

En 2015 se realizó un estudio que concluyó que no todos reaccionamos igual frente a las películas de miedo en la infancia, y si bien algunos niños muestran reacciones muy intensas ante contenidos de miedo, no son todos, ni sus consecuencias son siempre duraderas en el tiempo. Además, asegura que no es la película la causa última de los efectos ante el terror, sino que hay otras variables en juego como la personalidad, la crianza y el contexto, que modularán el impacto.

Por qué ver películas de miedo

Adentrarse en el mundo de emociones como el miedo o la ansiedad, puede ser positivo para los niños: están aprendiendo a gestionar sus emociones y lo primero es poder reconocerlas. Claro que para que sea una exposición positiva, tiene que ser con una película adecuada para su edad, acompañados por nosotros, en un contexto seguro y con nuestra guía.

Además, las películas de terror ofrecen un contexto en el que podemos probar determinadas cosas sin que tengan consecuencias. A esto lo llamaríamos experiencias indirectas, y los niños aprenden mucho de ellas. Por eso es que siempre han existido los cuentos de miedo o con lectura moral, como una vía de transmisión y aprendizaje para los más pequeños acerca de los peligros del mundo

La evolución del miedo en la infancia

Hasta los 5 años no distinguen entre realidad y fantasía, les pueden dar miedo contenidos que no son “de terror” (como el gato de Alicia en el país de las maravillas).

Entre los 5 y los 7 años muchos niños ya distinguen entre lo que están viendo y lo que puede pasar en el mundo real, pero a pesar de ello aún pueden sentir miedo ante determinados contenidos de miedo como monstruos, fantasmas, escenas angustiosas…

Entre los 7 y los 10 años pasan de temer a seres paranormales o monstruos a tener miedo a cosas más concretas y realistas: que alguien les haga daño, que les separen de sus seres queridos o situaciones en las que los protagonistas lo pasan mal. Les podemos explicar que lo que les da miedo es muy muy muy difícil que pase en la vida real, ya pueden entenderlo.

Preadolescentes (11 a 13 años): ya empiezan a tener herramientas para gestionar el miedo ante determinadas escenas, pero cada niño es un mundo, de manera que lo más importante es que le observes y compruebes que todo está bien. A esta edad aún pueden aparecer pesadillas -y en nosotros, los adultos, porque no son patrimonio de los más pequeños-.

Adolescentes: ya tienen habilidades para manejar sus miedos, pero suelen preferir enfrentarse a este tipo de contenidos (de miedo) en grupo, con amigos, porque así se diluye el miedo. A los adolescentes, como a los adultos, les da más miedo lo abstracto, lo inexplicable, que cosas más concretas y realistas.

Conocer y adaptarnos a nuestr@ hij@

Además de las directrices generales que hemos visto, un aspecto fundamental es usar nuestro sentido común y lo que es más importante: escuchar a nuestr@ hij@ y prestar atención a su conducta y comentarios: podremos comprender qué le asusta, pero le divierte, qué le pone nervios@ pero le gusta porque es un reto… y qué le da un miedo que no sabe cómo gestionar.

Escucha a tu hij@, es la mejor decisión siempre.


El artículo original fue publicado por Mamen Jiménez (@mamenjimenezpsi) en Bebés y más. Puedes encontrarlo aquí.

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