Recordemos que nuestra genética viene configurada hace años de años, cuando los humanos vivían en conjunto con los animales, teniendo más en común con ellos que con lo que somos actualmente las personas. El parto, es un proceso biológico que no ha cambiado y que necesita que ese “cerebro animal” se active, dejando un poco atrás el “cerebro humano” (neocortex).
Por otro lado, la adrenalina, también debe desaparecer, ya que ésta le da una señal de peligro al cuerpo, por lo que hace años podría significar un animal atacando. Esto hace que el cuerpo reaccione de manera inteligente y paralice el trabajo de parto: si hay peligro, no es buen momento de que nazca el bebé. Solo cuando estos factores se den, el parto se desencadenará.
¿Qué acciones o circunstancias activa el “cerebro humano” y la adrenalina?
El lenguaje: es el reflejo de nuestra evolución. Si se habla mucho, se piensa y se procesa información, lo que solo hace que el cerebro humano funcione, alejando las funciones que necesitamos en ese momento.
El frío: Dicen que no es un lugar cómodo para nacer. Mantén el ambiente a una temperatura agradable y lleva mantas/guateros de semilla al hospital.
La luz: el cuerpo está configurado así. La idea era que la mujer estuviera en trabajo de parto durante la noche, así el bebé nacía de madrugada y tenía hartas horas de luz, evitando ataques de otros animales.
Sentirse observada o con miedo: aumenta la adrenalina ya que hay señal de peligro. Pensemos en las perritas: se esconden bien lejos para recibir a sus cachorros.
Personas que acompañan con adrenalina: ¡ésta se contagia como plaga! si tu pareja está con adrenalina, lo más probable es que te la contagie. Esto es un trabajo en equipo. Que ambos se mantengan informados de los procedimientos y etapas del parto, ayuda a bajar los niveles de ansiedad.
No tengas miedo a explorar tu lado mamífero, ese es el que te llevará al parto que elegiste.
María Jesús Leturia I.
Doula
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