La mayoría de nosotras escuchó alguna vez que la oxitocina es aquella hormona que se libera en el momento del parto y que es responsable de generar el vínculo afectivo entre la madre y el niño. Pero lo cierto es que esta hormona está en nuestras vidas mucho antes de convertirnos en madres.
La oxitocina es un neuropeptido secretado por la hipófisis y actúa tanto como hormona como neurotrasmisor. La principal diferencia es que un neurotrasmisor se comunica con una neurona cercana, mientras que una hormona puede viajar grandes distancias y llevar el “mensaje” sin importar cuan lejos este de la célula destino. Es por eso que puede actuar tanto en el útero y la lactancia, como también directamente en el cerebro durante el sexo, la vida social y hasta el crecimiento.
La función de la oxitocina en el parto
Durante el parto cumple una función fundamental, es la encargada de el desencadenamiento y sostén de las contracciones y también de la dilatación del cuello uterino.
La oxcitocina es secretada por cada mujer en su justa medida, esto explica que la estimulación del parto con oxitocina sintética muchas veces puede provocar contracciones dolorosas y mucho mas violentas.
La oxitocina sintética se obtuvo por primera vez en 1953 valiéndole el premio Nobel a Vincent du Vigneaud quien logró aislarla y dando desde ese entonces el análogo sintético que se utiliza en medicina. Y aunque son moléculas exactamente iguales, hay diferencias radicales, la principal es que la sintética se administra de forma continua, mientras que la natural se segrega en pulsos y aunque esta diferencia podría sortearse con una bomba que la administre en forma discontinua, como aún no se sabe que determina el mecanismo que regula la secreción de los mismos no podría administrarse con la frecuencia exacta. Algunos estudiosos del tema sugieren que podría ser la capacidad del bebé de recuperarse tras cada contracción lo que regule el mecanismo que genera dichos pulsos, lo cual, a mi criterio, suena bastante lógico que el organismo busque esperar que el bebé este recuperado para sufrir una nueva contracción.
Oxitocina y lactancia
La oxitocina también es fundamental durante la lactancia, esta hormona es la encargada de esa sensación que provoca la “subida de la leche” que algunas madres logramos reconocer.
También es responsable de las contracciónes que algunas mujeres sienten durante el amamantamiento, y estimula otras hormonas fundamentales para la producción de leche como la prolactina.
La oxitocina viaja por el torrente sanguíneo y pasa junto con endorfinas a la leche materna, esto estimula que también el bebé las produzca, por esto tiene un papel fundamental en el establecimiento del vinculo madre-bebé, y se dice que el amamantamiento es un acto de amor y de aprendizaje, ya que aprendemos a amar a partir del modelo de amor materno.
Su liberación también se produce por estimulación del pezón, de hecho, a veces, se recomienda esta práctica en partos largos o complicados. Es por este motivo que también en algunos casos se desaconseja continuar con la lactancia de un hijo cuando se esta embarazada, pero siempre es mejor consultar con un especialista.
Obviamente no es el único momento que esta hormona se secreta, el solo hecho de ver a nuestro bebé, abrazarlo y tomarlo en brazos, hace también su parte y el vínculo puede establecerse en casos donde la lactancia materna no es posible. También puede establecerse en la lactancia en madres adoptivas.
La Oxitocina y la perdida de memoria
Otra de las funciones más interesantes de esta hormona es que produce una suerte de amnesia en la madre, esto le hace olvidar o suavizar los momentos difíciles del parto, y que a pesar de lo doloroso y hasta traumático que puede resultar ese momento, con el tiempo pensemos en la idea de tener otro bebé.
Algunos científicos que han estudiado el tema, sugieren que la oxitocina sería la culpable de que las madres nos volvamos “olvidadizas” los primeros meses tras haber parido, sumado por supuesto a las pocas horas de sueño.
La oxitocina en los hombres
Los hombres también secretan oxitocina cuando tienen a sus bebés en brazos, provocando ese instinto de amor y protección hacia sus hijos. Se dice que esto es incluso, una ventaja evolutiva, haciendo que las crías humanas tengan la protección tanto materna como paterna.
Una de las principales diferencias en como actúa la hormona del amor en hombres y mujeres es que la madre la libera durante todo el embarazo y el hombre lo hace cuando ve a su hijo por primera vez. Es por eso que a veces la mujer, siente mayor conexión con el bebé en el vientre que el padre, pero basta con tener a su hijo en brazos para que la hormona del amor cumpla su función.
La oxitocina en la vida fuera de la maternidad
Como dije al principio, no solo actúa durante el embarazo o el vínculo con los hijos, esta hormona esta presente durante toda nuestra vida en muchos actos que nos provocan placer, desde una buena comida, un masaje, y obviamente hay una fuerte liberación de oxitocina y endorfinas durante el orgasmo, nuevamente un ejemplo de prácticas naturales al momento de desencadenar el parto. Incluso, algunas parteras recomienden el orgasmo como un estimulo natural para que se desencadenen las contracciones, debido a la gran cantidad de la hormona que se libera durante el mismo.
Además también se sabe que tiene la capacidad de favorecer los vínculos afectivos, la generosidad, la confianza, el sentimiento de pertenencia. Por ejemplo, cuando hacemos deporte en equipo o salimos con amigos, también participa al producir empatía para con el otro, en el reconocimiento facial y de sentimientos ajenos. También está relacionada con la monogamia y la fidelidad.
Por otra parte, estimula también a la hormona del crecimiento humano (GH, STH o somatotropina), por lo cual no es de extrañar que muchas veces se observen casos de baja estatura en situaciones de separación madre-hijo, o falta de vínculos afectivos durante la niñez. También se ha descubierto que niños con autismo liberan bajos niveles de oxitocina y sus patrones de comportamiento mejoran cuando se aplican pequeñas dosis de la misma.
Es sin lugar a dudas una hormona fascinante, que está presente en nuestra vida desde el nacimiento. Aún le queda a la ciencia mucho que investigar y muchas funciones por descubrir, pero creo que queda claro el por qué de su fama como la “hormona del amor”, así que nos deseo a todos una vida llena de oxitocina.
Dra. Yesica Espasandin
Lic en Biotecnología
Dra. en Medicina
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