Por Javiera Díaz
No sé bien en qué momento ocurre la “transformación”, no podría explicar el punto exacto en donde tuve que volver a destinar tiempo para reencontrarme. Lo único que tengo claro y que podría compartirte es que desde el nacimiento de mi hijo, nació con él una nueva mujer.
Su llegada alborotó todo lo que parecía estable, su arribo a este lado del mundo significó subirme a una montaña rusa sin cinturón (tuve más movimiento del que hubiese querido). Mis emociones se convirtieron en un torbellino y el pronóstico no asomaba ningún rayo de sol. Así, a los dos meses de nacido, me diagnosticaron depresión post parto. Este fue el verdadero parto, ya había nacido mi bebé, pero faltaba que naciera una nueva mujer, una que no conocía y que sin duda sería un placer charlar con ella.
No quiero aburrirte con los detalles de la depresión (Google nos tiene llenas de generalidades que poco o mucho se ajustan a la diversidad de mujeres que han parido), solo puedo decirte que se siente como estar en la sala de espera más fría y solitaria que hayas podido conocer. Con continuas contracciones que no sabes cómo aplacar y por más que grites te sientes sola, puesto que no hay nadie que te ayude, por lo menos, a esclarecer de dónde viene el dolor.
Aquí comenzó la gestación de una mujer que nadie estaba esperando, que nadie asumió que llegaría y lo más particular de todo, nadie sabía cuál era la fecha de nacimiento.
Así comenzó el proceso. En principio soltar la angustia de no tener el control de nada, de abandonar mi rutina de independencia para aprender una completamente nueva e incierta. Pero a medida que pasaba el tiempo crecía en seguridad y amor (gracias a todas las redes que tengo y a mis creencias). Es por esto, que el camino de la depresión post parto requiere de compañía, no es un transitar que alguien debiese cruzar sola. Hay muchos cambios que nos hacen olvidar quiénes somos y nos lleva a una profunda vulnerabilidad que en muchas ocasiones, más de las que quisiera, se vuelve peligrosa.
En verano nació mi bebé y te diré que luego de unos meses después nací yo. En principio no me reconocí, pero me extrañaba…. Cada día quería volver a verme y recordar lo valiosa que era. Hasta que por fin llegué y me di el tiempo de conocer esta nueva versión, mucho más mejorada, y dije “hola, mucho gusto, soy Javiera y ahora soy mamá también”.
Javiera Raquel Díaz Narváez es madre y profesora de Educación Básica con mención en Lenguaje y Comunicación. Le gusta escribir para desenrollar y ordenar sus ideas y pensamientos.