¿Qué daríamos para que nuestros hijos no sintieran esos miedos? Esos que tanto los angustian y que en ocasiones los despiertan por las noches, presentándose como sueños horribles, o en otros casos les impide ir a lugares que los asusta.
Aunque para nosotras pueden parecer temores pequeños, desde saber que para ellos son gigantes, pero ¿sabes qué? Son emociones normales que viven los niños y seguirán viviendo a lo largo de su vida, ¡hasta nosotras estamos llenas de miedos!
Pero ¿de dónde viene el miedo? A grandes rasgos, el miedo surge de una parte que está en nuestro cerebro llamada amígdala, es pequeña y de forma similar a una almendra. Esta es la responsable de controlar nuestras emociones básicas, como la angustia, el miedo, sorpresa, cariño, alegría, excitación, entre otras. Es muy importante porque nos permite reaccionar de forma adecuada a cada situación. Por ejemplo, cuando esta se activa, se produce la sensación de miedo y responde con distintas acciones como gritar, paralizarse, huir, etc.
En su justa medida el miedo no es tan malo, ya que nos ayuda a reaccionar ante las amenazas, por eso mismo puede ser muy útil en algunas situaciones. Eso sí, es muy importante darles las herramientas necesarias a nuestros niños para ir enfrentando esto de la mejor forma, ya que estos aprendizajes serán muy significativos para toda su vida.
El miedo en los niños
En los niños el miedo es algo común y se va presentando de distintas formas a lo largo de la vida. Los más pequeños están recién conociendo su entorno, su imaginación a veces les juega malas pasadas y a medida que van creciendo, les van ocurriendo cosas más complejas. En general los miedos van y vienen a lo largo de las distintas etapas y suelen irse por sí solos.
Algunos miedos son “heredados” de nosotras mismas. Por ejemplo, si yo tengo miedo a las arañas y grito o salgo corriendo cuando veo una, el niño entenderá que hay que tenerles miedo, o si estoy expresando recurrentemente la idea de que puedan robar el auto o entrar a robar a la casa, esto desarrollará un aumento en el miedo a los ladrones. Esto no significa que ellos nos tengan que ver como un superhéroe que no tenemos miedo a nada, al contrario, es muy positivo que ellos vean que nosotras también tenemos temores, pero que aprendan que al igual que ellos, estamos intentando superarlos, siempre cuidando el no sobre reaccionar o hablar de forma reiterativa de algunas situaciones que sean amenazantes. Recuerda que ellos están aprendiendo constantemente de nosotras, aunque creamos que no nos están mirando.
Tipos de miedo según la edad
A continuación, vamos a ver algunos temores que se van presentando en las distintas edades. Desde el primer año hasta los doce años. Cada niño es un mundo distinto y pueden presentar otros temores o no necesariamente en las edades descritas.
Primer año
En esta etapa están recién conociendo los elementos que los rodean, todo es nuevo, por lo que cualquier ruido fuerte o extraño los puede asustar, también las personas desconocidas pueden causarle temor y sobre todo el separarse de sus padres.
Segundo año
Aparece el miedo a algunos animales, a la oscuridad, se angustian cuando se hacen alguna herida y temen a todas las cosas desconocidas.
3 y 4 años
Los miedos se disparan, su imaginación en esta etapa está a full, no tiene límites, por eso aparecen los monstruos y personajes fantásticos y aterradores. Aparece el miedo a los fenómenos naturales, los truenos, el viento, los terremotos, entre otros. Sigue asustándolos el daño físico.
5 y 6 años
En esta etapa ya conocen mucho más el mundo en el que están viviendo, por lo que aparece el temor a los ladrones y a seres malvados, sean reales o imaginarios.
7 y 8 años
Aunque creamos que a esta edad ya están más grandes, el miedo a la oscuridad persiste, igual que al de algunos animales y seres sobrenaturales. Además aparece otro temor, uno más social pero igual de importante para ellos, el temor a hacer el ridículo.
9-12 años
Esta es una edad en que la interacción social pesa mucho, el colegio o el grupo donde se desenvuelven tiene gran importancia para ellos, por lo que sienten temor a los exámenes o a ser suspendidos, también temen a no ser aceptados, a la soledad, a la enfermedad y a la muerte.
¿Cómo ayudarlos a superar sus miedos?
Cómo abordarlos, va a depender de la personalidad o vivencia de cada niño, pero algunas sugerencias que te puedo dar son:
– ¡Escucharlos, escucharlos y escucharlos! Creo que este es el principio básico para la mayoría de los conflictos con que se presentan los niños y este caso no es la excepción. Escúchalos atentamente cuando nos hablen de las pesadillas que tuvieron, o sobre el susto que tienen.
– Nunca minimices sus temores, porque son realmente importantes para ellos y confían en nosotras para contarlos y para que los calmemos. Evita las frases “no es nada”, “ay, cómo le tienes susto a eso”, “anda solo, si no pasa nada”, eso sólo aportará a que el niño se sienta peor, porque además del miedo que siente, puede empezar a pensar que no es valiente y que esas cosas le pasan solo a él.
– Identificar juntos el miedo y el por qué. Hazle preguntas para que él pueda desahogarse y tú puedas comprender su temor. Hazle saber que tú también pasaste por miedos similares y qué hacías para superarlos.
– Denle características chistosas al objeto del miedo, por ejemplo, a los monstruos imaginarlos con pelos chistosos, o a los lobos con el pelo de colores y una voz chistosa, a los perros grandes con un caminar cómico. Que no se confunda este punto con “burlarse de las cosas que los asustan”, eso sería minimizar su preocupación y hacerle ver que es ridículo y poco valiente que se asuste de eso.
– Dibujar los objetos o personajes que le den susto, también puedes hacerles cosas chistosas, llénalos de colores y características amorosas. Mi sugerencia sería que no lo invitaras a dibujar el objeto de miedo de forma directa, sino que se dé de forma casual “¡mira, estoy dibujando un lobo con pelos de colores!” o “¿te tinca si hacemos monstruos con masa y les ponemos ojos chistosos y pelos lindos?”
– Los cuentos son muy importantes en los niños, son una forma de entender el mundo además de miles de otros beneficios, así que busca un cuento que tenga que ver con el miedo y léanlo juntos, puede ser con el tema específico que lo afecta o con el tema de miedos de forma general. También puedes inventar cuentos con los temores, en donde el lobo o los monstruos sean simpáticos y bondadosos. En general los niños (o por lo menos el mío) presentan en algún momento miedo al lobo, ¿y por qué?, ¡porque en la mayoría de los cuentos el lobo es malo! ¿Qué tal si van escuchando que hay un lobo simpaticón, o superhéroe? Si no existe ese cuento, ¡entonces invéntenlo!
– Ten mucho cuidado con lo que los niños ven o escuchan en los medios de comunicación, a veces la televisión o radio está prendida y no nos damos cuenta cuando salen noticias que son abrumadoras para ellos. Ojo con los programas que no son para niños, aunque tú pienses que él no está concentrado mirando la televisión, en muchas ocasiones si lo está, y su cabeza empieza a imaginar cosas infinitas.
– Ojo con lo que conversamos en frente de ellos, acá pasa lo mismo que en el punto anterior, a veces estamos muy entusiasmadas conversando con otro adulto de temas “no aptos para niños”, o lo que le pasó a X amiga y luego te das cuenta que él estaba escuchando, porque al otro día te preguntará sobre eso, ¿a quién no le ha pasado? Esto también se aplica a los niños más grandes, que ya presentan inseguridades y temores sobre la adaptación social, evita hacer comentarios sobre su personalidad o experiencias con otras personas en frente de él, con mayor razón si él no está de acuerdo con contar esas cosas, son edades muy sensibles.
– Conversa con él en cómo cree que podrías ayudarle o cómo podría superar el temor. Por ejemplo, el miedo a los exámenes, quizás él se dé cuenta que si estudia más se va a sentir más seguro, o tal vez necesite que lo ayudes a repasar la materia. Dale el espacio para que él mismo pueda encontrar la solución a ese miedo.
– Siempre acude a la empatía, ¿qué te gustaría a ti que te dijeran cuando tienes un miedo importante? Te gustaría una respuesta como “ay, deja de preocuparte, no es nada” “que tontería, tienes que superarlo” o preferirías un “te entiendo, estoy contigo, puedes hablar o venir a mi cuando lo necesites”.
Ahora, si consideras que el miedo de tu hijo paraliza su vida social o interfiere de alguna forma su modo de relacionarse con el entorno, o ves que está teniendo consecuencias negativas en cualquier área de su vida, quizás sea adecuado buscar la opinión de algún profesional.
Leslie Pooley Vallette
Instagram: @lespooley