Mi hijo se come las uñas todo el tiempo es una frase recurrente en muchas madres. No es extraño que nuestros pequeños, al sentirse ansiosos, recurran a estos recursos que le traen seguridad inmediata (estimulación de la zona bucal) . Algunos niños podrán optar a algún chupete o elemento, pero la verdad es que lo que tienen más a la “mano” es su propio cuerpo. Ahí entonces comienzan, primero, con chuparse los dedos y luego usan los dientes como un recurso más fuerte: aparece entonces el comerse las uñas.
Pasa que la conducta de “chupetear” remonta a estados de desarrollo primario del individuo, la satisfacción oral nos recuerda y evoca la seguridad del pecho materno y todo lo que implica en el contacto y seguridad del recién nacido. No es extraño que nuestros pequeños al sentirse ansiosos recurran a estos recursos que le traen seguridad inmediata (estimulación de la zona bucal) . Algunos niños podrán optar a algún chupete o elemento, pero la verdad es que lo que tienen más a la “mano” es su propio cuerpo. Ahí entonces comienzan, primero, con chuparse los dedos y luego usan los dientes como un recurso más fuerte: aparece entonces el comerse las uñas.
Las circunstancias más comunes que podrían impulsar este hábito son miedos en general, circunstancias nuevas que generan ansiedad o dificultades serias en la interacción con el mundo externo. Sin embargo, no debemos olvidar que los niños aprenden de los adultos, por lo tanto si alguien lo hace en casa un niño podría intentar imitar esta conducta: sin embargo, el morderse las uñas requiere además cierta anestesia al estar destruyendo su propio cuerpo, cierta ansiedad que lo permita por decirlo de alguna manera y esto no es mera imitación. Siempre debemos preguntarnos qué está pasando cuando nuestros niños se comen las uñas, el pelo o muerden su cuerpo. No debería mantenerse en caso de ser imitación pura.
¿Cómo prevenir la aparición de este hábito?
Conversando con nuestros niños, explicándoles las cosas que van sucediendo, anteponiéndonos a los cambios para explicarlos antes nosotros, y prepararlos, manteniéndonos comunicados afectivamente y afectivamente con ellos.
¿Qué es lo que debemos hacer?
Primero intentaremos buscar la razón que genera la ansiedad de nuestro hijo/a, debemos entender que es un acto que realizan para sentirse seguro por lo tanto algo está ocurriendo internamente, puede ser algo pequeño o de mayor magnitud pero para el área afectiva de nuestro hijo/a tiene importancia y debemos dársela.
Jamás poner aji, esmaltes amargos o recetas del siglo pasado. Esto hará que deje de comerse las uñas pero que siga teniendo miedo y puede que presente síntomas en otras áreas.
Si no podemos encontrar la causa debemos acudir a un psicólogo que pueda conocer a nuestro hijo y ayudarnos a detectar el origen de la situación.
Varinia Signorelli C.