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Machismo: ¿somos las madres las culpables?

Siempre es nuestra culpa. Si alguien hace algo mal: “es hijo de perra”, pero si hace algo bien: “es hijo de tigre”. Si tengo varios novios de joven, “soy una cualquiera”, pero si un hombre tiene muchas mujeres “es un ganador”. Si una mujer cobra caro por su trabajo, “es una ambiciosa”. Si un hombre trabaja por dinero, “es un genio”.

Así miles de ejemplos. Estamos presas en el lenguaje del machismo porque la construcción social es machista, porque las alas del patriarcado la contiene y el patriarcado es masculino.

Estamos inmersos en una lógica en la cual la competencia gana por sobre la colaboración, en donde el estar sobre otro es un triunfo, en donde se premia lo que no debiera premiarse y se hace caso omiso de lo destacable de la esencia de cada uno. En el orden social existe un desequilibrio de poder entre hombres y mujeres, absolutamente a favor de los primeros.

Entonces ¿somos las mujeres las culpables del machismo? Absolutamente no.

El machismo está en el aire, en las letras, en los chistes, el los dictámenes sociales y se transmite a través del lenguaje. Sí podemos determinar los cambios que se intentan hacer a favor de la equidad, siempre se intenta cambiar la forma en la que hablamos de nosotras mismas. La manera en que nos relacionamos, la forma en la que nos referimos a todos.

No somos culpables pero podemos cambiar el mundo ¿cómo? Criando. Criando distinto, criar respetuosamente nos hace ir un paso alejado del machismo, porque nos hace romper con la lógica establecida hasta hace unos años que imponía a los niños la autoridad de sus padres. Criar respetuosamente ayuda a desarrollar seres humanos colaboradores en vez de competidores, criar respetuosamente revela la verdadera esencia de nuestros niños y que al ser adultos sembrarán una semilla distinta, lejos de la lógica del aplastar a otro para demostrarle quién soy.

Somos responsables entonces de este giro, pero no a través de la culpa, sino a través del hacernos cargo activamente y tomar decisiones que ayuden a nuestros niños a ser más felices y a desplegar su verdadero ser.

Entonces ahí es más alentador: podemos enseñar a los niños a jugar con muñecas, a las niñas a ser grandes científicas, a los niños les permitimos llorar y a las niñas se les permite escalar arboles y jugar con autos.

Sin duda ya observamos cambios importantes en las familias cuando vemos a padres más comprometidos en la crianza, sin terrenos prohibidos en la casa, como la cocina, aseo, etc. Y así también en la forma de ser mujeres, tomando nuestras propias decisiones. Sin maternidades impuestas, sin roles que vienen desde fuera.

Cada una puede hacer con su “ser-mujer” lo que quiera, cada vez vamos hacia eso y es mérito nuestro porque es crear nuevos contextos y si algo sabemos las mujeres es de tierra fértil para crear y creer.

 

Por Varinia Signorelli

Psicóloga infanto-juvenil

Directora Supermadre.net

Columna publicada en Biut.cl

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