Muchas veces hemos escuchado, extrañados, a nuestros niños hablar con sus amigos imaginarios y entablar conversaciones con el “aire”. Aunque nosotros no lo reconozcamos, también hablamos con gente que no vemos: recuerda cómo escribes en un chat o conversas con las personas por Whatsapp, si bien tú conoces a esas personas con las que hablas, desde fuera se ve extraño que interactúes verbalmente con tu celular, más aún desde la mirada de un niño.
Así como los niños no pueden abstraerse y comprender que detrás del aparato tecnológico existe “alguien” para los adultos es difícil entrar en el mundo de los niños y comprender a qué obedece la existencia de los amigos imaginarios.
Los amigos imaginarios pueden ser niños de la misma edad, algún personaje de una película que los acompaña, algún juguete que cobra vida, etc. Suelen jugar, hablar y vivir con nuestros niños como si fuera real, esto sucede entre los 3 y los 6 años y no es extraño, sin embargo siempre nos preocupamos. Para nuestra tranquilidad, los amigos imaginarios tienen carácter adaptativo, estimulan el desarrollo de los niños, pueden suplir lagunas efectivas y ayudan a la elaboración psíquica de algunas situaciones.
Algunos estudios señalan que todos hemos tenido alguna vez en la vida un amigo imaginario sin embargo éste casi nunca es descubierto por los adultos cercanos y nosotros mismos de adulto tendemos a olvidarlo. Los niños saben perfectamente que los amigos imaginarios son así: imaginarios, no debemos incomodarnos ni preocuparnos pensando que al jugar con ellos podemos reafirmar una “mentira”, ellos saben perfectamente que los amigos imaginarios son producto de su imaginación.
¿Cómo lo diferenciamos de una alucinación?
La fantasía es un aporte a la vida del niño: los niños disfrutan de ellas y juegan usando la creatividad a su favor. Las alucinaciones en cambio perturban, confunden, dominan a los niños perceptivamente y generan angustia en ellos. Otro punto importante es que el niño puede flexibilizar las características del amigo que ha creado, puede manipularlo y hacer lo que él quiere con ésta producción. De la misma manera podrá decidir cuando está, cuando no y cuanto tiempo se relaciona con él. No así con las alucinaciones que perturban el psiquismo del niño.
Los niños tienden a compensar la realidad con la ayuda de su creatividad y de sus producciones fantasiosas que ayudan a la mentalización, al desarrollo de la empatía y de la seguridad ante la situación social. Con los amigos imaginarios combaten sentimientos de abandono, soledad, pérdida, etc. Así es que disfrutan de una relación de amor, apoyo y compañía más allá de las circunstancias externas y al desaparecer esta figuras imaginarias, los niños encuentran amigos reales o se adaptan a una nueva situación.
Así como los adultos escondemos nuestras carencias afectivas sumiéndonos, a veces, en una relación adictiva con personajes virtuales y amistades en páginas sociales, los niños pueden llenar vacíos, por suerte de una manera más sana y adaptativa.
Aunque sin duda denota carencia en ocasiones; no debemos olvidar que un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido.
*escrito para columna Mundo Mujer Diario El Llanquihue.
Varinia Signorelli C.