¿Sabías que el cambio de horario sí afecta a los niños?
Desde hace sólo unos pocos años, casi todos los relojes que tenemos se cambian automáticamente (el de la televisión, el del celular, el computador, la tablet…). Atrás quedaron aquellos tiempos en los que íbamos ajustando manualmente uno a uno todos los relojes de la casa.
El objetivo de los cambios de horario no es otro que reducir el consumo de energía. Sin embargo, estos giros de las agujas del reloj a veces no sientan del todo bien a nuestro organismo. Algunos ni siquiera lo notan, pero las personas mayores y los más pequeños de la casa sobre todo, sí experimentan algunas dificultades leves y transitorias.
Todos estos síntomas tienen su origen en la intensidad de la luz del día, que influye directamente en nuestros ritmos circadianos, en los niveles de serotonina (que sufren una caída ante la ausencia de luz) y la secreción de melatonina (que es liberada en respuesta a la oscuridad).
Pese a todo, los efectos se notan más cuando adelantamos y no cuando retrasamos el reloj, pues nuestro organismo se resiente cuando nos quitan una hora de sueño, no tanto cuando la ganamos. Por ello, las consecuencias, en este caso, tanto en niños como en mayores, son mucho menores.
Los niños experimentan más dificultades aún, porque en ellos, sobre todo en los muy pequeños, la rutina es clave:
• Los menores necesitan tener unos hábitos en su día a día, pues son esas rutinas, tanto de horarios como de actividades cotidianas, los que les dan control sobre su entorno.
• Las rutinas repetidas les gustan mucho porque anticipan lo que va a ocurrir. Es por ello que les encanta ver una y otra vez la misma película de dibujos animados, porque se saben el final y lo que viene detrás de cada escena.
• Otro motivo por el cual los niños notan el cambio más que lo adultos es que para ellos una hora es mucho más significativa. Es decir, ese tiempo lo perciben más largo.
• Las implicancias que tiene el cambio de horario pueden presentar mucha variabilidad de un niño a otro: a unos les afecta más y otros en cambio ni siquiera lo notan. Los que lo perciben con más facilidad suelen tardar como máximo tres o cuatro días en recuperar de nuevo sus hábitos normales.
• Las consecuencias que suelen aparecer son problemas del sueño en mayor medida, que acostumbran a ir acompañados de un mayor nivel de ansiedad, irritabilidad y problemas de comportamiento.
• También, pueden aparecer problemas de atención y concentración los primeros días.
Preparémonos para marzo entonces y entendamos que nuestros niños van a resentir de alguna manera este cambio y que es probable que se tomen algunas semanas en normalizar su estado de ánimo y motivación.
Equipo Súper Madre