Los juguetes nos acompañan desde pequeños, de verdad recordamos con mucho cariño aquellos objetos que estuvieron en interacción con nosotros desde pequeñas. Incluso desde muy pequeños, podemos recordar aquella muñeca que veíamos enorme y que, luego de grandes, descubrimos el tamaño del que en verdad eran.
Los juguetes que nos son más familiares cuando somos niños, nos evocan lugares comunes, nos hacen sentir muchas veces en casa. es decir, podemos irnos de viaje, salir al jardín infantil, a la casa de la abuela o donde sea. Mas si tenemos ese objeto que se nos hace familiar, podemos bancarnos los cambios del ambiente. Es por eso, que por estos días de cambio, los juguetes portátiles me han servido tanto.
Basicamente mi hija de dos años ha pasado por muchos cambios ambientales, de casa, de miembros de la familia en casa, de cuidadores y jardín. Entonces llevo conmigo a varios de sus juguetes favoritos que la hacen sentir segura donde quiera que vaya y me aseguran que se entretiene contra viento o marea.
Cada niño es distinto y cada familia un mundo de diferencia, sin embargo hay lugares comunes. Hay juguetes que nos acompañan generación tras generación y que cumplen criterios de seguridad, durabilidad, entretención y capacidad educativa (además de la antes nombrada portabilidad)
Mi elegido esta vez es mi querido Sr. Cara de Papa. El señor cara de papa me ha acompañado durante años. El primero que conocí se lo regalaron a mi hermano cuando tenia 2 años – y yo 10 – y me lo quedé para mí. Son esos pequeños prestamos que jamás se olvidan. Era un Señor Cara de papa gigante, o así lo veía yo a mi corta edad. Entonces cuando vi al Sr. Cara de Papa en la estantería de la juguetería cercana a mi hogar, no lo pensé 2 veces, quería llevárselo a mi hija mayor. Entonces así fue y lo cuidó con tanto cariño como el primero que tuve en mi poder. El señor Cara de Papa le enseñó a nombrar las partes del cuerpo, le enseño de los sentidos y de ñas regularidades corporales, pero también le enseñó de particularidades porque en ocasiones puede tener el rostro que queramos.
El Sr. Cara de Papa le enseñó a mis hijas de empatía, como les dejé en el post anterior, pero también les enseñó que la diversión no para y que lo pueden llevar a todas partes, por lo portátil de sus piezas. Les enseño sí a ser ordenadas, a partir el juego y terminar guardando toda en su propio cuerpo: para que ninguna pieza se perdiera por ahí. Les enseño a contar, porque se aseguraban de haber guardado todas las partes, les enseñó de compañerismo, porque fue a todas partes y paras todas partes encaró un dialogo que armamos juntas: playa, nieve, auto, casa, viaje, contentas o tristes. Y el Señor Cara de Papa acompaña con una sonrisa o la lengua afuera.
Amo los juguetes portátiles que nos acompañan a todas partes y ayudan a que nuestros pequeños estén entretenidos y se sientan en casa siempre. Para este día del niño, que viene pegado al cumpleaños de mi hija menor, tengo guardada de regalo una Sra Cara de Papa, para que venga a acompañar a este Juguete fiel y que se un a al clan de los mini, maxi y super héroes. ¿Y tú?
¿Cuál es tu juguete favorito?
Equipo Supermadre