Desde que soy mamá, hace 10 años, siento que solamente una cosa nunca más volví a hacer: quedarme en la cama sin hacer absolutamente nada por 24 horas. Cualquiera podría decir que nunca más se duerme bien, pero desde mi punto de vista no es tan así. No es tan así porque, a los 6 años, los niños adquieren un ritmo de sueño parecido al de adulto y ahí uno descansa.
Llevaba entonces 2 años durmiendo bien, luego de 6 años interrumpidos, cuando nace mi hija menor (de 2 años) y siento como las noches despierta inundan mi vida, mi cara ha cambiado mucho porque las ojeras la marcan inevitablemente. Como tengo la primera experiencia en el cuerpo, se que no será para siempre. Pero cansa y deja de malhumor. Uno no es la misma de antes en términos de soportar nimiedades y tiene un nivel de tolerancia menor.
Una de las buenas cosas es que valoramos nuestro tiempo, priorizamos hacer lo absolutamente necesario, cuando tenemos un espacio para nosotras lo disfrutamos al máximo, cortamos con las relaciones insanas, nos importa solamente lo trascendental y te encuentras con gente maravillosa en el camino.
Los niños duermen como duermen, distinta a los adultos, por una razón biológica mamífera que nada tiene que ver con “venir con el sueño cambiado” o “querer manipular”. Si una guagua durmiera como un adulto, se muere porque necesita estabilizar su glicemia tomando leche bien seguido, por lo tanto despertando para hacerlo.
Los niños duermen como duermen porque a lo largo de la historia de la conservación de la especie, los mamíferos tienen un dispositivo interno que dice: “cerca de mamá seguridad” “lejos de mamá viene el depredador a comerme” “lloro fuerte para que mi mamá recuerde que estoy acá y no s olvide” (sé, si el bebé mono no llora, la mona puede olvidarse y el bebé mono muere) Entonces, las que insistimos con la cuna vamos a encontrar una guagua conectada con su instinto que llore y llore. Por eso para muchas el colecho ha sido nuestra salvación de horas de sueño.
Y bueno, el mito urbano nos indica del indicador “alarma anti hermano” que es cuando la guagua llora cuando la cosa se pone romántica con tu novio, marido, etc. Pero no está científicamente comprobada así es que no hablaré de ella. LOL
Sin embargo, y a pesar que se que vendrán momentos de sueños para mi vida, hay días en los que pienso todas las horas que me debo a mí misma. Y eso es lo que les quiero contar. Gracias al sitio hilarys podemos saber cuantas horas de sueño hemos perdido desde que somos madres, también hay un ítem que te indica cuantos pañales has cambiado, entre otras curiosidades. Inténtenlo, se sorprenderán : click acá.
Le cuento que personalmente he cantado 7.320 canciones para mis hijas; he leído 400 cuentos antes de dormir; he cambiado 11.730 pañales y me debo 6.557 horas de sueño (sin contar ésta). Tantas horas sin dormir suman 9 meses.
¿Y ustedes? ¿Cuántas horas de sueño han invertido por sus niños?
Equipo Supermadre.