La frustración es la sensación que se genera en el cuerpo debido a la imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo: nos afecta a todos, adultos y niños.
¿Qué es tolerancia a la frustración?
Es aguantar que las cosas no resulten como queremos, aguantar sin decir ni hacer nada al respecto, aguantar que se nos note que estamos molestos. Es decir, dar una señal distinta a la que estamos manifestando internamente. Tolerar la frustración implica, entonces, aguantar el displacer físico o emocional.
¿Los adultos toleramos la frustración?
No, los adultos la manifestamos siempre, algunos más y otros menos adaptados al contexto: algunos usamos palabrotas, otros lo dicen en forma amable, algunos golpean la puerta o a sus hijos, otros solamente golpeamos la mesa, otros lloramos, otros huimos, pero siempre, siempre se nos nota: por lo tanto no la toleramos. DEJEMOS DE PEDIR ENTONCES, A LOS NIÑOS, LO QUE NOSOTROS LOS ADULTOS SOMOS INCAPACES DE HACER. por favor.
Nuestra función es acompañar a nuestros niños en ir descubriendo el mundo en su amplitud: uno de los desafíos más grande, por la implicancia emocional que acarrea, es acompañar a los niños en el encuentro con la frustración, con el fin de que aprendan a expresarla adecuadamente. Para entender un poco más del mundo infantil es que vamos a conceptualizar en torno a ésta.
¿Qué es la frustración?
Un sentimiento asociado a la rabia, que aparece fundamentalmente cuando no obtenemos la respuesta que esperamos ante algún suceso. El enojo debido a la frustración se siente en el cuerpo, se manifiesta un displacer que molesta y que debemos manifestar de alguna manera. La frustración aparece a diario, en la vida de niños y adultos, el punto distintivo es la forma en la que se maneja y cómo vamos a manifestarla.
Es de suma importancia el manejo que tengamos nosotros los adultos de este sentimiento displacentero, recordemos que nuestros niños nos observan y las pautas de acción se instalan desde lo que ven de sus modelos significativos (padres y madres). Generalmente los niños manifiestan la frustración mediante “pataletas” que aparecen cuando nuestro hijo/a está sobrepasado, cansado o disgustado. Esto quiere decir que su cerebro está secretando cortisol: debemos entender que es una condición fisiológica que se nota, es posible observar y saber cuando nuestros pequeños están cansados y, al poco tiempo, seremos capaces de advertir que podría aparecer una respuesta adversa ante la frustración.
¿Por qué los niños no expresan la molestia con palabras?
Porque no pueden, su cerebro está en desarrollo muchas veces carecen de las habilidades para distinguir y explicar claramente lo que les sucede.
¿Cómo actuar frente a la frustración de nuestros niños/as?
Mantener la calma, Identificar qué le está sucediendo realmente, contener y poner en palabras lo que siente. Luego de la “pataleta”, reflexionar en torno a lo que pasó. “Time out” para los adultos, “Time in” para los niños. Es decir, ya no vamos a mandar a los niños a su pieza, los vamos a acompañar y si tenemos mucha rabia y no podemos: nosotros nos vamos a la pieza y dejamos a los niños con un adulto significativo para ellos.
Es importante que consideremos: Los niños piden porque necesitan, necesitan de sus padres verdaderamente para sobrevivir, los niños no son seres manipuladores ni quieren enlodar sus momentos: los niños necesitan algo y por eso lo manifiestan. Siempre busquemos más allá de lo evidente, busquemos una razón a la pataleta de nuestro hijo, siempre la habrá. Y si no puede solo, pida ayuda a un especialista antes de caer en una escalada de violencia o castigos que solo generará que nuestro hijo/a guarde rabia y frustración.
Acercarse a las frustraciones de nuestros niños hoy, y acompañar respetuosamente, es cultivar un mejor vínculo para conocer sus frustraciones de adolescente mañana y guiarlos.
Varinia Signorelli C.