Con el último censo, realizado el 2017, se demostró que en Chile ha aumentado considerablemente la esperanza de vida. Los chilenos vivimos aproximadamente, hasta los 65 años.
El aumento en la esperanza de vida se debe a los avances en la medicina y en los tratamientos, lo que hace que las enfermedades que antes causaban estragos hoy son tratables exitosamente.
Junto con este aumento en la esperanza de vida, ha ido en aumento lo que se llama el “síndrome de fragilidad por envejecimiento”, que se manifiesta por el desgaste de nuestras reservas para combatir el estrés diario y se caracteriza por una pérdida de peso involuntaria, sentimiento de agotamiento general, debilidad para levantar o mover objetos, enlentecimiento al caminar y una disminución de la actividad física diaria; como consecuencia, muchas veces puede incluso generar depresión, todas las características bien estandarizadas en un estudio realizado por varias universidades norteamericanas y publicado en la revista Journal of Gerontology el año 2001. Se estima que la fragilidad del envejecimiento afecta a más del 10% de las personas de 65 años o más, produciendo fatiga aumentada, dificultad para realizar actividades diarias, disminución de la movilidad, mayor riesgo de lesiones por caídas, visitas más frecuentes al médico y una disminución general de la salud sin una explicación definitiva de la causa.
Se cree que uno de los desencadenantes de esta disminución en la actividad física y en el deterioro en general dado por el envejecimiento, es la inflamación crónica, incluyendo el debilitamiento del sistema inmune. Por esta razón, científicos y médicos norteamericanos de la universidad de Florida pensaron en la terapia con células madre mesenquimales (MSC), como una solución a los síntomas y signos de este síndrome mejorando considerablemente la calidad de vida, tanto de las personas que lo sufren como de su entorno. La producción de células madre endógenas de un individuo disminuye con la edad, contribuyendo a reducir la capacidad para regenerar y reparar los tejidos y los órganos. Por lo tanto, el tratamiento regenerativo podría mejorar los síntomas de la fragilidad y, potencialmente, extender la salud y la capacidad de un paciente para recuperar su funcionalidad.
Las células madre mesenquimales son células capaces de llegar a los sitios donde se desencadena una lesión, además de reducir la inflamación y ayudar en la reparación celular, por lo que podrían ser las candidatas ideales para tratar la fragilidad. Se han publicado los primeros resultados de ensayos clínicos que utilizan la terapia con células madre para la fragilidad relacionada con la edad, y los resultados son realmente impresionantes. Los estudios muestran que el enfoque utilizado es eficaz para abordar múltiples factores clave relacionados con la edad.
El estudio
El objetivo de estos estudios, denominados CRATUS, por el Dios griego que personifica a la fuerza, fue medir la seguridad y la eficacia de las células madre mesenquimales de un donante joven y sano (alogénico), en pacientes con fragilidad por envejecimiento. Para ello, iniciaron un primer ensayo clínico con 15 pacientes que tenían una edad promedio de 78 años, utilizando las células mesenquimales aisladas desde la médula ósea de donantes de entre 20 a 45 años, e inyectadas por vía intravenosa en una sola dosis. Luego de 6 meses desde la infusión, estos pacientes aumentaron su capacidad aeróbica, pasando de caminar 375 metros en 6 minutos a caminar 445 metros en el mismo periodo de tiempo. Además, los niveles del factor de necrosis tumoral alfa (TNFα), un marcador de inflamación, disminuyeron significativamente, así como también se observó una mejoría en el volumen espiratorio forzado en 1 minuto (FEV1), que mide la capacidad cardiaca y pulmonar. El mismo grupo de científicos realizó un segundo ensayo clínico de fase 2, en 30 pacientes con una edad promedio de 76 años, divididos en 3 grupos escogidos al azar y en ciego. Un grupo recibió una infusión de 100 millones de células MSC alogénicas, el segundo grupo recibió 200 millones de MSC alogénicas, y el tercer grupo recibió un placebo (grupo control).
Cada día, el uso de las células madre para mejorar la calidad de vida, nos sorprende. No se trata solamente de tratamientos puntuales o estudios específicos. Pequeñas puertas se abren en su uso, por lo tanto más importante se hace la conservación, extracción de éstas y el poder contar con ellas para el uso nuestro, de nuestros hijos o de nuestra familia en general.
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Equipo Supermadre