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Día Mundial del Cáncer: Maternidad post cáncer
LA PATERNIDAD POST CÁNCER ES POSIBLE GRACIAS A LA PRESERVA DE GAMETOS
El 4 de febrero es el día mundial del cáncer y nos parece importante instalar esta conversación porque además del efecto en la vida emocional, económica y familiar, el diagnóstico de la enfermedad tiene una repercusión inminente en la fertilidad de hombres y mujeres. Las consecuencias provienen no sólo del origen del cáncer, sino también de la quimio o radioterapia al que deben someterse. Por eso, la preservación de la fertilidad, y en particular la criopreservación, debieran considerarse como parte integral del plan de tratamiento oncológico.
Quien vea a su alrededor, de seguro tiene a algún conocido que perdió la batalla, está luchando o bien ya consiguió ganarle. Y es que el cáncer no discrimina edad, sexo ni situación social, y a pesar de poder prevenirse en el 30% de los casos con cambio de hábitos, más de 8 millones de personas en el mundo mueren al año a causa de esta enfermedad (OMS). Quienes sobreviven a la pesadilla lo hacen tras meses o años de desgaste emocional, físico y económico, intentando rearmar sus vidas. A veces son niños que recién la inician.
Por ello, y en el marco del Día Mundial del Cáncer, IVI Chile busca sensibilizar e informar no sólo respecto al autocuidado y la prevención de este mal que mata a más de 25 mil compatriotas anualmente, sino también sobre un tema que poco se habla al inicio de la enfermedad, pero que al pasar el tiempo, en muchos casos se vuelve un anhelo difícil de conseguir: la paternidad post cáncer.
El doctor Carlos Troncoso, director médico de IVI Chile, clínica especialista en medicina reproductiva e infertilidad y Presidente de la Sociedad Chilena de Medicina Reproductiva, explica que, en el caso de la mujer y cuando el cáncer es de origen ginecológico, puede afectar directamente a los ovarios, útero, endometrio o cuello uterino, “pero también vemos que los cánceres de otros orígenes, como por ejemplo el de mama, las leucemias o los linfomas, necesitan para su tratamiento el uso de drogas como la quimioterapia (QMT) o la radioterapia (RT) que afectan a todas las células del organismo (en el caso de la radioterapia sólo a las expuestas directamente). La QMT afecta desde la primera sesión a las células germinales, independiente de la edad de la mujer, pero se sabe que entre mayor edad tenga, menos probable es que queden óvulos para su vida reproductiva”. De hecho, se estima que el 42% de las niñas o mujeres jóvenes que recibe ambos o alguno de estos tratamientos, sufre una disminución de la función ovárica, incluso su anulación.
Para los hombres el panorama no es muy distinto, pues la espermatogénesis –proceso mediante el cual se producen los espermatozoides- también se ve comprometida con estos tratamientos.
“Actualmente se sabe que la sobrevida al cáncer es cada vez mayor, por lo tanto, no solo hay que preocuparse de la subsistencia, sino también de la calidad de vida que tendrán los pacientes una vez superada su enfermedad. Por ello, tras el diagnóstico, el oncólogo debiese manjar las alternativas de preservación de la fertilidad, derivando en forma oportuna y dando los plazos necesarios para este proceso, el cual no suele tardar más de 15 días en el caso de la mujer”, especifica el doctor Troncoso, y señala que “en el caso de los hombres es aún más fácil, ya que prácticamente no hay periodos de latencia ni uso de medicamentos para la obtención de la muestra”. Aun así, actualmente menos del 25% de los pacientes diagnosticados con cáncer criopreservan sus gametos antes de iniciar sus tratamientos.
¿Cómo?
La criopreservación de óvulos se puede realizar desde la menarquia (primera regla) hasta después de los 40 años, siendo la opción más viable para preservar la fertilidad de las mujeres con cáncer la vitrificación de ovocitos, procedimiento que debe realizarse antes de comenzar con el tratamiento oncológico y con el consentimiento del oncólogo.
Se inicia con una estimulación ovárica con medicación -que puede variar dependiendo del tipo de cáncer- para luego aspirar los ovocitos que entrarán en un proceso de solidificación en el que serán tratados con una sustancia crioprotectora y sumergidos en nitrógeno líquido a una temperatura de -196°C.
Una vez que la paciente haya finalizado su proceso de quimio o radioterapia y haya sido dada de alta, puede comenzar con el tratamiento de reproducción asistida, haciendo uso de sus óvulos obtenidos previamente. “Gracias a la vitrificación de óvulos, hemos logrado ayudar a muchas pacientes a conseguir ese objetivo, dejando atrás su enfermedad”, señala el Dr. Troncoso.
Y es que aunque el cáncer es un enemigo difícil de combatir, muchos logran doblarle la mano, seguir con sus vidas y en el futuro, convertir en realidad el sueño de ser padres. Para ello, la preservación de la fertilidad, y en particular la criopreservación, debería considerarse como parte integral del plan de tratamiento en pacientes oncológicos, de manera que conozcan las opciones de las que disponen y tengan la posibilidad de ejercer su propia elección reproductiva.
Clínica IVI nació en 1990 como la primera institución médica en España especializada íntegramente en reproducción humana. Actualmente cuenta con más de 50 clínicas en 11 países y es líder europeo en medicina reproductiva. En Chile, IVI Santiago cumplirá 10 años como la única clínica especialista en Medicina Reproductiva del país.
Equipo Supermadre
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