Creo que la maternidad para las mujeres debe ser una opción, no una obligación. En lo personal como mujer la elegí, después de mucho pensarlo y prepararme mentalmente, porque no sabía como complementar la vida laboral y la crianza de un hijo. Sólo tenía la experiencia de mi madre que se pasaba el día corriendo, para poder ser mamá, esposa y cumplir con su trabajo; la verdad, nunca me cuestioné lo que pasaba, simplemente trataba de seguirle el ritmo y colaborar lo máximo que pudiera.
Desde que nació mi hija, miraba con angustia el pasar de los días. No sabía cómo enfrentar el desafío de ser madre, trabajar fuera de casa y ser mujer. Evitaba pensar que el post natal tenía fecha de termino, que esos “6 meses de postnatal parental” en realidad eran 84 días y que debía volver a la rutina laboral.
Muchas veces me animaba: Si las otras mujeres pudieron, ¿por qué yo no?
Desde siempre las mujeres tenemos esa presión social de continuar con todo, sin cuestionamientos, postergándonos, siguiendo inmersas en una rutina que muchas veces no avanza y nos encierra. A muchas nos agrada el trabajo que desempeñamos, pero el estrés y las obligaciones no nos dan espacio para disfrutar de nuestro desarrollo profesional.
Además de esto algunas mujeres deben renunciar, ya que por diversas circunstancias, ser madre y trabajar no es compatible con la crianza.
Tarea Pendiente
La tarea pendiente para nuestra sociedad, y para el futuro que queremos para nuestras niñas y niños, es conciliar los diversos roles que desempeñamos las mujeres. Pero conciliar va más allá de ser madre y mujer, es crecer con esta nueva mujer que nació cuando supiste que estabas embarazada y cuando pariste; es ir al trabajo tranquila, porque sabes que tu hijo está bien cuidado en casa o en el jardín. Es apoyarte en tu pareja, que más que el padre de tu hijo, es tu partner en esta aventura de hacer familia y juntos articular los distintos roles.
Me fue difícil entender, que en la medida que la mujer que soy esté bien, la maternidad fluirá de mejor manera. Lamentablemente, aún existen algunas brechas de género, que hacen que tengamos más carga social, por el solo hecho de ser mujer.
El último estudio de conciliación Familia-Trabajo, del Ministerio de Desarrollo Social, señala que el 43.5% de las mujeres que son madres trabajan, lo cual demuestra que somos parte importante de la economía del país y del soporte de la familia. Considerando que muchas mujeres deben seguir solas, solventar por si solas la familia y conciliar estas diversos funciones.
Después del trabajo remunerado, se viene las labores propias de la mantención de una casa, las cuales son invisibilizadas, ya que para muchos ser “dueña de casa” no es considerado un trabajo propiamente tal. Las mujeres dedicamos entre 5.5 y 7.8 horas diarias a las labores de casa, mientras que los hombres entre 3.2 y 2.8. Más que trabajar por la igualdad, debemos luchar por la equidad en la casa, en el colegio, en el trabajo y en la vida.
Me emociona el ver que cada día las mujeres estamos consiguiendo más espacio y presencia en esta sociedad cada día menos machista y más inclusiva. Pero no debemos olvidar que todo lo logrado, ha sido por mujeres que han decidido llevar la bandera de lucha y nadar contra la corriente.
Los movimientos actuales, independientemente nos agrade o no la forma, son necesarios, ya que son el punto de partida para lograr esa anhelada equidad de género, no por ser mujer y madre nos debemos postergar, no trabajar por nuestros proyectos y luchar por nuestros sueños. Al final del día, la lucha que demos hoy, será un futuro mejor para nuestras niñas y niños.
Carolina Martínez Fernández
Mujer, Mamá y odontóloga.