Érase una vez un niño llamado Planeta Tierra, quien debido al mal comportamiento de sus inquilinos, comenzó a sentirse muy muy mal. Sentía que todo su cuerpo se desgastaba. En algunas partes su piel estaba reseca, le faltaba agua. En otras sentía mucho calor y veía cómo se quemaban sus amigos arbolitos y en otras, sentía tanto frío que tiritaba de miedo.
Como su función es girar entorno al sol, él intentaba explicarle a su amiga brillante que las personas que vivían en su cuerpo, no se estaban portando bien. La señora Sol, lo miraba con pena y le decía: – ¡Amigo Planeta Tierra!, yo no quiero hacerle daños a tus amiguitos, pero si ellos te siguen contaminando, claramente mi calor será mucho más intenso-. ¡Estoy tan triste y preocupado!, dijo el niño Planeta Tierra.
El pequeño estaba tan decaído que comenzó a tener fiebre, tos seca, no podía respirar. Llamó al Doctor Mercurio, para que lo revisara y le explicara que le estaba pasando. El médico le dijo: – ¡Tienes coronavirus!, producido por los ciudadanos que viven en ti y por algunos animalitos que también se están sintiendo mal. Sin embargo, te dejaré las siguientes indicaciones: A medida que este virus se vaya propagando en tu cuerpo, todas las personas deberán estar en cuarentena, de esa forma este virus no los encontrará y pasará de largo. Es de suma importancia que ellos hagan caso. De lo contrario no te mejorarás rápido. – ¡Entiendo doctor, gracias! , dijo el Planeta Tierra.
Comenzaron a pasar los días y el niño seguía tosiendo. En algunas parte de su cuerpo, las personas no hicieron caso y se fueron de vacaciones, a un bar, mientras que a Niño Planeta Tierra, le subía y le subía la fiebre. Su mamá Venus, intentaba con paños fríos disminuir la temperatura, pero no había caso.
De pronto todo quedó en silencio, las personas entendieron que no era correcto y se fueron a esconder a sus casas, con la familia, hasta que Planeta Tierra se sintiera mejor. El aire ya era más saludable, y ya podía respirar con facilidad. – ¡Mamá ya no me siento congestionado! Dijo Niño Planeta. – ¡Qué bueno mi amor! Le respondió mamá Venus.
Con el pasar de los días, Niño Planeta, comenzó a reír muy fuerte: – ¡Es que mis amigos delfines aparecieron aquí y me están haciendo cosquillas!. Hasta los animales comenzaron a estar mejor, incluso el agua se limpió, ya no se veía sucia por la industria ni menos el aire tan contaminado.
Pasó un año para que cada país tomara las indicaciones correcta y así valorar al Planeta Tierra.
Desde ese entonces, las personas se dieron cuenta que lo más importante era estar con las personas que uno quiere.
Algunos aprendieron a tocar instrumentos, otros explicaban por medio de tutoriales como hacer ejercicios o que receta cocinar con pocos ingredientes. Las personas entendieron que se debe consumir lo relevantes y así evitar la contaminación industrial.
Las empresas sacaron las represas y el agua ya fluía por todos lados. Nuestro amigo Planeta Tierra ya no tenía comezón, ni tos, ni fiebre.
FIN
Por: Laura Marambio Gómez