Si existe un tema de crianza con el que papás y mamás se sienten presionados socialmente, y dónde además tod@s nos sentimos con el derecho a opinar, es sobre el control de esfínter de nuestros hij@s.
Tenemos acceso a tanta información a través de Internet, a relatos de experiencias ajenas y consejos de familiares, que me pareció importante dar validez sólo a aquella que está relacionada con el trato respetuoso de l@s niñ@s, porque esa es justo la premisa y el motor que debería indicarnos cuál es el mejor camino a la hora de educar a nuestr@s niñ@s.
El control de esfínter es un logro maduracional, en el que influyen las características particulares de cada niñ@ y su contexto familiar. Es un hito que se inicia alrededor de los dos años, sin embargo, si los adultos interviniéramos menos, observáramos más y evitáramos apurarnos tanto con el tema de dejar los pañales, probablemente sería “normal” para tod@s que esto ocurriera entre los 4 y 5 años.
Es importante saber que controlar esfínter es una cosa y que lograr anticipar e ir al baño para deposiciones es otro tema aparte. De la misma manera el control de pipí por la noche es algo que surge más adelante, usted relájese. L@s niñ@s hasta los 6 años pueden tener retrocesos, durante este tiempo los accidentes con la orina no se consideran un antecedente importante de salud. Como en todo orden de cosas, los seres humanos podemos aprender algo y a la vez “equivocarnos” y que no siempre nos resulte.
La llegada del verano suele ser vista como una señal y un buen momento para despedirse del pañal, sin embargo, esto no es tan así. Tampoco es indicador el cumplir los 2 años o la pronta llegada del hermanit@. Es más, los adultos tenemos que procurar evitar hacer pasar a los niñ@s por dos cambios o procesos importantes con los que puedan estar lidiando: cambio de niñera, de jardín, dejar el chupete, mudanza, es un tema a la vez.
Las señales que avisan que tu hijo no quiere usar más pañales
L@s niñ@s nos irán mostrando el camino, insisto con esto de observar más e interferir menos, de esta manera podrán encontrar los verdaderos indicadores para comenzar el control de esfínter. Empezará a molestarles el pañal, al mudarlos notarán su pañal más seco, avisarán cuando ya se han hecho o cuando esté saliendo orina y notarán sus caras de asombro, imitarán conductas y pedirán que les quiten la ropa para ir al baño, de la misma manera que lo hace el papá o la mamá. Necesitarán tener su lenguaje suficientemente desarrollado para avisar sus necesidades, además de autonomía y fuerza en sus manos para arreglar su ropa.
Debemos alentar y entregar lo que l@s niñ@s nos piden, pero no nos confundamos, estos indicadores no bastan para determinar que están absolutamente preparad@s. Pueden observar estas conductas en sus hij@s, pero esto no asegura que ell@s quieran dejar su pañal, y ese “no querer aún” responde a una necesidad emocional que es fundamental respetar.
Es bueno que el tema se instale en casa, sobre todo cuando surge del propio interés de l@s niñ@s, pero sin apurarse. Iniciar el control de esfínter sin tomar en cuenta sus necesidades emocionales, es situar las razones de los adultos por sobre las de los niñ@s, y es justo ahí cuando se deja de educar de manera respetuosa.
Tenemos que actualizarnos y terminar con el entrenamiento de un proceso que constituye un logro neurológico. Cuando la decisión de quitar el pañal surge de papás y mamás y no de l@s propios niñ@s, provoca que tod@s l@s involucrad@s se desalienten en el camino; “otra vez te hiciste”, “se te olvidó avisarme”, aparecen disimuladas burlas y frases desagradables del tipo: “los niños hacen pipí parados, las niñas sentadas” o “las guaguas usan pañales”. Manejar la situación de esta manera puede mermar el autoestima y el vínculo afectivo, ya sabemos que los adultos somos pésimos actores, ell@s se dan cuenta que no están cumpliendo con nuestras expectativas de: profes, abuel@s, padres y madres.
Insistir con el control de esfínter provoca ansiedad y otras respuestas emocionales al estrés que puede generar el saltarse etapas y adelantar procesos, presionar y entrar en disputas de poder sobre el control del cuerpo de l@s niñ@s hace mucho más difícil todo el proceso.
Debemos respetar los ritmos de cada niñ@, no hacer comparaciones entre herman@s, prim@s u otros. Además de observarl@s y seguir las señales que nos van entregando, uno de los mejores secretos para llevar este hito de manera natural y sin estrés es que los adultos ignoremos la presión social y hagamos oídos sordos a opiniones no solicitadas.
Es importante reconocer señales corporales, ofrecerles ir al baño, y evitar hostigar preguntando a cada rato si quieren hacer pipí. No es necesario recurrir a premios, excesivas felicitaciones, o entregar stickers cada vez que van al baño para luego canjearlos por premios. Todo lo anterior está relacionado con el conductismo, una forma débil y muy poco significativa de aprender, recordemos que esto no es un entrenamiento. De castigos ni hablar, eso solo mermaría el vínculo y la confianza, ambos muy necesarios para precisamente lograr este hito. Tampoco se debe delegar esta labor a las educadoras del jardín, l@s niñ@s deben iniciar sus primeras experiencias en casa y ustedes deben compartir con nosotr@s la información importante para poder apoyarl@s de la mejor forma posible.
Tenemos que ser respetuos@s, resguardar su privacidad, y hacerl@s sentir cómod@s. Más que enseñar, debemos acompañar. Es un acto de confianza, deben saber que estamos para ell@s en sus avances y retrocesos y que está todo bien con que así sea. Hay que permitir que l@s niñ@s decidan si usan pañales o no, esto les dará la seguridad requerida para afiatar el logro.
Nada es tan terrible ni tan drástico, las decisiones son reversibles, es posible volver al pañal si consideran que l@s niñ@s no están list@s como creían. No hay nada malo en reconocer que tomamos una decisión apresurada y explicarles que podemos intentarlo más adelante, cuando estén realmente preparad@s, quieran y decidan hacerlo. Si aparecen conflictos es mejor quitar presión y abortar misión.
Cuando las familias consideran nuestros consejos como equipo de profesores, este proceso no toma demasiado tiempo, el momento de entregar el pañal y decir “no quiero más” ¡sí llega!.
Tod@s podemos confundirnos en el camino, como educadora una vez estuve a punto de pensar que mi instinto había fallado. Uno de mis alumno, bajo la perspectiva de los adultos, se estaba demorando mucho tiempo en dejar el pañal, el relajo que yo tanto predicaba se estaba convirtiendo en ansiedad y ya desconfiaba en entregarle más tiempo. Después supe que esa mamá y ese papá ocultaron la importante información de que su familia estaba dolorosamente quebrada. ¡Por supuesto que el niño necesitaba su pañal un tiempo más que el resto!, ¡todo ocurre por alguna razón!
L@s niñ@s no son mañosos, manipuladores o flojos, ninguna conducta que observen en ell@s es antojadiza o por que sí, nunca más se me olvidó esto.
¿Cómo acompañar a los niños en este proceso?
Cada instancia con l@s niñ@s puede ser un aprendizaje, durante el proceso de control de esfínter incentivemos la autonomía invitándol@s a hacerse cargo de su vestimenta con prendas que sean poco frustrantes, pero desafiantes como: pantalones de buzo, crocs, cierres de velcro, prendas con cierre.
Como profesionales de la educación, debemos fomentar el respeto por los propios ritmos de cada niñ@, apoyarl@s y estar presentes cuando nos necesiten, alentarl@s y a la vez entregar el tiempo y espacio necesario para lograr aquellos hitos importantes en su vida.
Es fundamental que estén en conocimiento de que controlar esfínter no es requisito para ingresar a un jardín infantil ni a ninguna otra institución educativa. Si esto ocurre ayúdanos a mejorar realizando la denuncia a la Superintendencia de Educación llamando al +56 232 443 1000 o a través de la página web: denuncias.supereduc.cl
Fernanda Aguirre C.
@laamigaeducadora
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