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Consejos para elegir el zapato ideal para tu hijo

  
Uno de los hitos en la vida de nuestros niños es cuando comienzan a caminar. Sus primeros pasos nos llenan de orgullo, ternura y emoción, pero también de mayores preocupaciones, pues significa que estarán más vulnerables a ciertos peligros.

Pero antes de empezar a verificar que los enchufes estén correctamente tapados, que no haya objetos pequeños que pueda alcanzar y echarse a la boca o cajones que pueda tirar, hay que pensar en el primer zapato.

Según los especialistas, la mejor forma para que el niño aprenda a caminar y tonifique bien músculos y ligamentos es que lo haga descalzo. De esta manera, el arco plantar se va definiendo poco a poco, y al llegar a los 2-3 años ya ha desaparecido el pie plano. Sin embargo, en la sociedad que vivimos es prácticamente imposible dejar a un niño andando descalzo mucho tiempo, pero hay que procurar que de vez en cuando lo haga en la casa, evitando el contacto con superficies frías, y prestando atención a objetos punzantes que puedan causar accidentes.

A la hora de elegir un calzado para el bebé que comienza a caminar, tenemos que tener en cuenta que su principal función es la de proteger al pie de los traumatismos, la humedad y la temperatura ambiente, y no la de moldear el pie del pequeño. Los principales requisitos que debe cumplir son:

• Los zapatos muy rígidos y estrechos que no dejan libertad al pie pueden ser causa de deformidades y alteración de la movilidad.

• El zapato ideal debe ser ligero, flexible, poroso, plano y sin elevación exagerada del talón.

• La suela ha de ser flexible pero no en exceso, y con buena adherencia al suelo para que el niño pueda utilizarla con facilidad. Evitar materiales que sean resbaladizos.

• Los laterales del zapato deben ser firmes, con la punta redondeada o cuadrangular, no estrecha.

• Es preferible que el tobillo esté libre, y cambiar de talla antes de que le empiece a apretar por delante.

Es importante recordar que nunca debemos de obligar a nuestros hijos a caminar antes de tiempo, y que cada uno tiene su propio ritmo. Los andadores están desaconsejados por ser causa frecuente de accidentes infantiles. Además, el mejor zapato no es el más caro, sino el que mejor se adapta al pie del niño.

Entre los 3 y 7 años se recomienda:

• El zapato debe llegar hasta debajo de los maléolos (los huesos laterales del tobillo), y, en el caso de las botas, ser lo suficientemente flexibles para permitir el movimiento completo de la articulación del tobillo.

• La plantilla del zapato tiene que ser plana y flexible.

• Un calzado sano es plano y con muy poco taco, para favorecer el equilibrio y proteger las piernas y la espalda. Además, debe ser lo suficientemente ancho por delante como para permitir a los dedos abrirse y moverse con libertad.

• Se recomienda adquirir un zapato fabricado con materiales naturales, que permitan la transpiración, como la piel o el cuero.

• El modelo más adecuado es un zapato que se adapte y sujete bien al pie, y que disponga de cordones o velcro en el empeine.

• Hay que probar el zapato con los calcetines puestos y vigilar que haya un espacio de entre 0,5 y 1,5 centímetros entre el dedo más largo y el calzado. Presiona la punta por la parte superior para ver si los dedos la rozan: si es así, el calzado es demasiado pequeño.

• El mejor momento para probar el calzado es al final del día, cuando los pies del niño están más hinchados. Es recomendable ponerse de pie, para que cargue su peso sobre los dos pies.

• No hay que comprar nunca un zapato de un número mayor con el objetivo de que el niño pueda utilizarlo durante más tiempo. Si el zapato no es justo su talla podría alterar su forma de caminar o crearle ampollas o heridas.

Equipo Súper Madre

 

 

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