Comer fuera siempre es un alivio. No tener que cocinar ni lavar, muchas veces es una instancia de celebración o de relajo familiar. Pero cuando tenemos niños pequeños, es una instancia que suele generar dudas, e incluso, algunos prefieren evitar.
En cuanto a la alimentación nos cuestionamos: ¿qué será mejor?, ¿llevar algo de la casa?, ¿comprar algo en el restaurante? ¿elegir el menú de niños o lo que ellos quieran? Pues bien, hay que considerar varias cosas al momento de decidir qué comida darle a nuestros hijos cuando salimos fuera.
Es normal imaginar que la salida a comer fuera con los niños podría llegar a ser un caos total. Y es que pueden aburrirse, tener ganas de jugar y correr, como es lo normal en cualquier niño. Lo cierto es que todo eso puede o no ocurrir. Pero como sea, la planificación es clave.
Para mí sentarse en la mesa es un momento de dispersión y a la vez de aprendizaje, no solo de lo que comemos, también de cómo comemos y, lo que más me divierte, con quién comemos. Lo que más me gusta de los tiempos de comida compartidos es el vínculo que vamos formando con la otra persona, los conocemos un poco más y aprendemos de las cosas que nos van contando, como ellos también aprenden de nosotros.
Para los niños es igual, ellos nos están conociendo todos los días, les divierte saber todas esas historias familiares y probar todos esos sabores que ahora están sobre la mesa. El aprendizaje es mayor cuando comemos fuera, porque la cantidad de estímulos es mayor. Por eso mismo, tenemos que aprovechar estos estímulos que vamos a recibir como familia a nuestro favor, la mejor forma es involucrándolos en la conversación, así ellos sabrán lo importantes que son y se mantendrán atentos y conociendo todo esto que tienen frente a ellos: como nuevos sabores y claro, las historias de sus acompañantes en la mesa.
Tips para salir a comer con niños
Acá te entrego una serie de tips para poder hacer más amena esa salida con tus niños pequeños y sacar lo mejor de cada experiencia.
Primero: busca el lugar antes de ir
Si no conoces el restaurante, entonces investígalo. Dentro de las cosas fundamentales que te recomiendo buscar están:
Las alternativas de menú. La mayoría de las páginas webs de los restaurantes tienen el menú online, puedes hojearlo antes de ir para hacerte una idea de qué es lo que se ofrece en el restaurante y cuándo le cuentes a tu hijo las cosas que ahí preparan, cuéntale de las alternativas que más adecuadas te parecieron para él o ella. Así irá más emocionado y preparado, haz que elija al menos dos opciones para evitar que se entusiasme con una y justo no esté disponible.
Averigua que alternativas tiene para entretener a los niños. Si tiene juegos o individuales para colorear, sopas de letras, etc. Esto para prepararte en caso de que no tenga nada, puedes llevar tu alguna actividad, ya que es absolutamente normal que un niño se aburra y quiera salir a jugar luego de haber terminado de comer. Sobre todo, después de todos estos estímulos nuevos que recibió, estará más hiperventilado.
Segundo: Debemos considerar la hora en la que normalmente comen
Ellos por muy pequeños que sean quieren formar parte de este momento familiar. Por lo mismo, sería injusto hacerlos comer en casa y llevarlos ya “almorzados” al restaurante y seguro terminarán pidiendo una porción de algo al estar sentados en la mesa, almorzando por segunda vez.
Al mismo tiempo, si salimos muy tarde a comer, te aseguro que tendremos a un pequeño muy molesto y hambriento. Por eso, mi consejo es que trates de ir a comer más o menos temprano, si la salida es con más amigos o familiares, que acostumbran a almorzar tarde, explícales a la hora que almuerzan tus hijos normalmente y organícense para coincidir dentro de ese horario.
Tercero: ¿Llevar o pedir ahí?
Si tienes un bebé y está recién comenzando a comer, lo ideal sería llevar. Incluso podrías pedir que lo calienten en el restaurante o llevar una compota de frutas y verduras que pueden comerse frías. En caso de que tu bebé tome leche de fórmula, tal vez sea necesario llevar, en caso de que el almuerzo se alargue.
Cuando los niños ya son un poco más grande, es cuando nace la mayor cantidad de dudas, ya que los menús para niños de los restaurantes, por lo general, no suelen ser saludables. El clásico “pollo asado con papas fritas”, “salchichas con puré” o los “Nuggets con papas duquesas”, pueden ser una opción para salir del paso alguna vez, si es que tu pequeño no tiene problemas de sobrepeso y, por lo general, se alimenta bien durante la semana, pero no son la mejor alternativa para un niño (ni para un adulto).
Es importante que como padres prediquemos con el ejemplo, no podemos llevarle una manzana y un juguito en caja a un niño y sentarnos a comer hamburguesas frente a él, si te interesa que tu pequeño adquiera hábitos de alimentación saludables es importante que tú también los tengas.
Para muchas familias, la salida a comer fuera el fin de semana no se perdona. Por eso mismo, es mejor que elijan lugares que ofrecen opciones de comida casera, eviten comer cosas demasiado altas en calorías, grasas saturadas y con ingredientes poco saludables.
Como mencionaba al principio, esta puede ser una instancia de aprendizaje, de llenarse de cultura de otros países en tu propio país y de sorprenderte probando nuevas combinaciones de sabores. Si tu caso es el de salir a comer fuera comúnmente, y tienes un hijo pequeño, te recomiendo que lo involucres en la elección de la comida, fuera del menú de niños.
– Averigua el tamaño de las porciones: cuando los platos son muy grandes es mejor que compartas tu plato con tu pequeño, si vas con más personas puedes dejarlo elegir de las opciones de otro plato (obviamente con el consentimiento del otro involucrado). Recuerda que lo que debe comer un niño es en proporción a su tamaño, no esperes que pueda comer un plato de comida tamaño “restaurante familiar”, los cuales normalmente son muy grandes. Para ayudarlo a elegir dale opciones, supongamos que tienes la siguiente conversación con tu hijo:
“Hijo, yo pediré pollo asado con ensaladas, tu papá salmón con puré y tu tía pedirá un pastel de jaiba. Puedes elegir un poco de cada uno, de dos platos o solo de uno”. En base a esas opciones, tu hijo tendrá la posibilidad de elegir y sentir que el está empoderado en su alimentación, lo que es fundamental en su desarrollo.
Supongamos que ninguna de estas opciones le gusta, puedes consensuar con él otro plato del menú y para que no sea demasiado el volumen, lo pides en dos platos y guardas lo que sobra para llevar (mi recomendación siempre es ofrecer lo suficiente. Por ende, sería mejor separar al inicio la porción que corresponda y guardar al tiro el sobrante).
– Para beber, también déjalo participar, ofrécele las opciones que te parezcan más saludables. Agua, Jugos de fruta o limonada.
– Ofrécele probar algo diferente. Dentro de lo más educativo de comer fuera, es estimular el sentido del gusto, probar alguna salsa o alguna carne o vegetal nuevo, cocinado de una forma diferente, más gourmet. Idealmente que sea en esa misma instancia de compartir el plato, que pruebe y elija dentro de los sabores el que más le gusta para armar su mejor combinación. Todo con dinámica de juego, nada es obligación porque como ya dije antes, estamos aprendiendo.
Cuarto: el postre
Por lo general, los postres suelen ser celestinos, pasteles, masas, helados, etc. Acá nuevamente lo más importante es el ejemplo. Si tu comerás un pastel, que injusto sería ofrecer la ensalada de frutas a tu pequeño, aunque eso sea lo más saludable, si tu fueras un niño ¿no te parecería injusto? Por lo mismo, mi sugerencia es que idealmente salgan a otro lado y prueben otra opción de postre, como helados naturales, algún pastelito crudivegano, preparar en casa un postre saludable, etc.
Quinto: déjalos ser
Si para ti comer fuera es un relajo, deja que se relaje él o ella también. Si te ve estresada por lo que va a comer, por el lado de la mesa en que se va a sentar, que no se pare, que no bote los cubiertos, etc. Tú lo vas a pasar mal y el también. Es importante que antes de ir, conversen sobre lo que van a hacer, imaginen que van a comer y que juegos van a jugar.
Una amiga me contaba que su hermano pequeño se acercaba a otras mesas y miraba lo que comían los demás. No lo pierdas de vista, pero déjalo que explore, pregúntale qué vio, qué le tinco y que no (es súper importante saber qué cosas no le gustan también). Déjalo ir a jugar cuando sienta que está aburrido y déjalo comer la cantidad que le parezca suficiente, si no quiere más, no lo obligues. No te estreses, disfrútalo.
Jacinta Legarreta
Nutricionista infantil
IG @jacinutrii
Consulta presencial en Health Place
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