Hoy nos convoca hablar del amor propio, de aquello que escuchamos coloquialmente, pero que no muchas veces nos explican adecuadamente, y que muchas veces se confunde con egocentrismo. Los invito a que hablemos de autoestima, la estimación y valoración de uno mismo. ¿Quién soy?, ¿Cómo soy y cómo valoro esa persona que soy?
Partiremos de la base de que todos tenemos autoestima, es decir, una valoración propia de quienes somos, y que ésta es dinámica. Eso significa que puedo sentir que mi amor propio está bastante sólido en algunos aspectos de mi vida, mientras que en otros, flaquea, se debilita y es inestable. Por lo tanto, la autoestima no es un concepto estático en el tiempo ni en las diferentes áreas de nuestra vida, como la esfera social, emocional, física y relacional.
La autoestima se comienza a construir desde que somos pequeños y, por lo tanto, debemos poner especial cuidado en la crianza para poder favorecer que los niños desarrollen en una autoestima positiva. Esto implica un doble desafío: posibilitar eso en ellos, al mismo tiempo que lo favorecemos en nosotros mismos al momento de criar. ¡Chan, chan! Nadie dijo que sería fácil, pero es un hermoso desafío y una tremenda oportunidad de crecimiento.
¿Qué es la Autoestima?
La autoestima es el modo en qué nos autovaloramos, es decir, qué juicios tenemos sobre nosotros mismos y qué valor le damos a esos juicios. Esta valoración puede ser negativa o positiva, y dependerá de qué pensamos respecto de quienes somos, cómo evaluamos nuestras características personales, nuestras acciones, nuestras relaciones, nuestros errores, nuestras capacidades. En otras palabras, si tenemos pensamientos mediante los cuales nos evaluamos de manera negativa, nuestra autoestima descenderá y aumentará nuestro malestar psicológico. Por el contrario, pensamientos positivos respecto de quienes somos influirán en que generemos emociones placenteras y, por consecuencia, nuestra calidad de vida y bienestar psicológico aumentará y nuestra autoestima se fortalecerá.
La autoestima es una construcción que involucra al sistema familiar, primeramente, y luego los espacios educativos, la comunidad, la sociedad y la cultura en que un ser humano se desarrolla. Además, la autoestima es un eje central de la personalidad que conduce a niños y adolescentes a conformar su identidad, el quién soy en el mundo como individuo y cómo, desde ahí, significo a los demás y mi relación conmigo mismo y los otros.
Los 4 pilares de la Autoestima
La autoestima se compone por:
- Autoconcepto: Este pilar responde a la pregunta ¿Qué pienso de mi mismo? Por lo tanto, es un componente cognitivo de la autoestima.
- Autoimagen: Este pilar responde a la pregunta ¿Cuánto me agrada mi imagen corporal? Por lo tanto, es uno de los aspectos valorativos de la autoestima en relación a aspectos físicos.
- Autorreforzamiento: Este pilar responde a la pregunta ¿Cuánto soy capaz de valorar mis logros y premiarme de alguna manera por ello? Por lo tanto, este es un componente conductual de la autoestima.
- Autoeficacia: Este pilar responde a la pregunta ¿Cuánto confío en mi mismo y mis capacidades? Por lo tanto, este es un componente valorativo y emocional de la autoestima.
¿Cómo saber si mi hijo tiene una Autoestima Positiva?
- Muestra confianza en sus capacidades para ejecutar diferentes tareas, lograr metas y relacionarse con otros: ¨Yo puedo¨
- Identifica sus recursos y habilidades de manera realista y balanceada. Esto implica que también identifica sus dificultades y se atreve a pedir ayuda cuando considera que la necesita. Se evidencia equilibrio entre lo que puede y quiere hacer, pero sin pretender resolver todo por sí mismo
- Demuestra que sabe que es querido, querible, valioso y que cuenta con personas que pueden apoyarlo
- Se atreve a tomar desafíos.
- Logra resolver conflictos cotidianos conservando la calma la mayoría de las veces
- Reconoce sus dificultades mostrando aceptación de éstas pero en equilibrio con la valoración de sus habilidades
- Da cuenta de tolerar la frustración la mayoría de las veces
Señales de que tu hijo necesita fortalecer su Autoestima
Pon mucha atención, estas son algunas de las señales podrían avisar que tu hijo tiene su Autoestima disminuida:
- Irritabilidad
- Cambios inesperados o bruscos de sus emociones con dificultad para regularlas
- Frases reiterativas mediante las cuales se insulta a sí mismo: soy tonto, no puedo
- Reacciones emocionales que parecen desproporcionadas al estímulo real
- Aislamiento social
- Temor a dar su opinión y expresar ideas frente a otros, por ejemplo, ansiedad, nerviosismo y temor por disertar frente al curso
- Ansiedad generalizada, relacionado a pensamientos catastróficos sobre el futuro: ¨no me va a resultar¨, ¨me va a salir mal¨
- Conductas de evitación de aquello que le atemoriza
- Pensamientos a través de los cuales realiza generalizaciones: ¨siempre hago todo mal¨, ¨nunca lo logro, siempre pierdo¨, y, en general, cualquier verbalización/pensamiento relacionado con autoagredirse, autoinsultarse, quedando en evidencia que confía poco en sus capacidades.
Para orientarte, te puedes hacer algunas preguntas que te permitan reflexionar sobre ti mismo como madre/padre, y que te permitan reflexionar sobre tu hijo:
- ¿Cuál podría ser la imagen que mi hijo tiene de sí mismo?
- ¿Qué podría hacer para ayudarlo a mejorar su autoestima?
- ¿Habrá algún error que yo esté cometiendo que pudiera estar afectando su autoconfianza y autoestima?, ¿cuál será y cómo podría repararlo?
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a desarrollar una Autoestima Positiva?
La base para esto es establecer relaciones bien tratantes con los niños y jóvenes, lo que brindará una base de seguridad y autoconfianza, así como confianza en las relaciones humanas.
- Ayúdalo a reconocer sus fortalezas y habilidades: Para esto, haz uso del reflejo amoroso y empático mediante frases que refuercen sus conductas.
- Valida sus emociones y experiencias: Ayúdalo a identificar sus emociones y valida que se sienta como se siente, sin poner etiquetas a los afectos como negativos o positivos, y sin enjuiciarlos o cuestionarlos. Esto significa que ¡no existen emociones buenas ni malas!, sólo algunas son más placenteras y otras más displacenteras, pero todas son humanas y válidas como tal.
- No castigues sus errores, úsalos como una instancia reflexiva de aprendizaje: aprovecha esas instancias para establecer un diálogo que favorezca la reflexión y aprendizaje, mostrándole lo que hizo bien, indagando en qué hizo para lograr lo que logró y cómo podría hacer diferente en otra oportunidad aquello en que se equivocó.
- Evita la crítica. Si lo criticas, perderá confianza en sí mismo. Si lo invitas a reflexionar mostrando aceptación por quien es, la confianza en sí mismo aumentará inevitablemente.
- Respeta y acepta su manera de ser, no hay nada que tengan que ¨cambiar¨ o ¨mejorar¨: Conoce a tu hijo y aceptalo sin condiciones. Esto significa que es importante identificar qué expectativas propias estoy depositando en mi hijo para así dejar de hacerlo. Los niños no son nuestra extensión, no vienen a cumplir con nuestros deseos y propósitos no cumplidos. Vienen a ser amados por quienes son, a ser libres y vivir su propia experiencia vital. Y el amor debe ser gratis. Cuando ponemos nuestras expectativas sobre ellos, los coartamos y frustramos porque intentamos moldearlos a nuestro antojo, en vez de facilitar que descubran el mundo desde sus propios ojos y que desarrollen sus potencialidades. No inhibas su exploración del mundo. Acompáñalo, guíalo, eres muy importante en su desarrollo, lo más importante y significativo que tiene. Pon límites amorosos, los niños necesitan límites democráticos y estructura, pero no intentes que sean como tú esperas. Deja que sea quien es y valídalo así.
- No lo compares con otros: Esto se relaciona con el punto anterior. Valida su ser único en el mundo y demuéstrale que eso lo hace valioso.
- Demuéstrale afecto y amor: Expresa a tu hijo que lo amas y que estás disponible emocionalmente para lo que necesite. Escúchalo y apoyalo.
- Muestra interés por su mundo: Esto incluye juegos, amistades, intereses. Hazle sentir que su mundo te resulta importante y valioso y que deseas conocerlo y compartirlo con él.
- Crea espacios amorosos y lúdicos en los cuales se pueda fortalecer el vínculo afectivo entre ustedes. Es muy importante para la autoestima de los niños el sentirse escuchados y vistos, por ejemplo, a través del juego o la lectura de cuentos, entre otras actividades.
Todo lo anterior ayudará a que tu hijo se sienta en confianza contigo y, por consecuencia, consigo mismo. De este modo, tu hijo se sentirá protegido, comprendido y valorado como individuo. Esta sensación de seguridad lo hará sentir amado y, por lo tanto, comprenderá que es un sujeto digno y merecedor de amor y buenos tratos. Esta vivencia, sostenida en el tiempo, favorecerá que se ame a sí mismo y que se posicione en el mundo desde la autoconfianza y seguridad, comprendiéndose como un sujeto de amor. Esta es la base de una óptima salud mental.
El desarrollo de una autoestima positiva puede no sólo trabajarse dentro del núcleo familiar a través de la crianza, sino también en un espacio terapéutico con la guía de un psicólogo infanto juvenil, para así prevenir dificultades asociadas a una baja autoestima, así como para fortalecerla si es que fuese necesario. Una autoestima positiva es un factor protector en muchos sentidos.
¿Por qué la autoestima importa tanto?
Porque ésta es determinante en la salud mental de las personas, de los niños y adolescentes en este caso, y cuando está disminuida, se está vulnerable y expuesto a tener malestar psicológico significativo y una mala calidad de vida.
Los niños y jóvenes sufren mucho cuando su autoestima disminuye y se debilita. Esto se puede traducir en dificultades escolares como bajo rendimiento, bullying (víctima o instigador), deserción escolar, dificultades relacionales como aislamiento, relaciones interpersonales poco satisfactorias, dificultad para poner límites acompañado de sentimiento de culpa, abuso sexual (entendiendo que esto jamás es culpa de la víctima), entre otras. Además, con una autoestima disminuida se está en riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos como depresión, ideación suicida y/o suicidio, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y bulimia, consumo de drogas y alcohol, entre otros. Porque sí, lamentablemente estas dificultades no sólo las podemos experimentar los adultos, sino también niños y adolescentes.
Por lo tanto, la autoestima, como un eje central de la personalidad, la identidad y, por lo tanto, de la salud mental, debe ser un tema que atendamos conscientemente, para la prevención de las dificultades mencionadas, para mejorar la calidad de vida de las personas, para favorecer el desarrollo del máximo potencial de niños, adolescentes y familias. Si se quiere, podría considerarse que el amor propio es una especie de pildorita para la felicidad.
Los invito a que nos autoobservemos y observemos a nuestros hijos, y reflexionemos sobre el estado de su y nuestro amor propio. Como ya sabemos, la autoestima es una construcción, por lo que el modo en que nosotros valoremos a nuestros niños y jóvenes tendrá directa relación con cómo ellos aprenderán a valorarse a sí mismos. Somos los adultos quienes tenemos la responsabilidad y el desafío de ayudar a los más pequeños a construir una imagen positiva de sí mismos. Recordemos que los niños se desarrollan insertos en un contexto y un sistema que, primariamente, es la familia y, a medida se van desarrollando, ya involucra el colegio, la comunidad, la sociedad y la cultura en que están inmersos. Nos necesitan para vivir en su máximo esplendor la experiencia de ser amados… que después de todo… para eso vinieron a este mundo.
Andrea Echeverría Bayarlia
Psicóloga Clínica Infanto Juvenil