Desde que nace nuestro bebé, la higiene juega un rol fundamental en el bienestar y en la prevención de múltiples enfermedades. Y así como el recambio de pañal y el lavado de manos se vuelven algo cotidiano para la familia, la higiene bucal también debe ser parte de esta higiene general; por lo que se debe lavar y limpiar la boca de nuestro bebé desde el momento del nacimiento.
De 0 a 6 meses
Aunque no tenga dientes, se deben limpiar todas las superficies visibles de la cavidad bucal: encías, lengua, cara interna de mejillas y paladar.
La técnica adecuada se realiza envolviendo en el dedo índice, una gasa humedecida con agua tibia, y frotando suavemente. El objetivo es remover por arrastre los restos de leche y así evitar cuadros inflamatorios y/o infecciosos; la frecuencia recomendada es mínimo 3 veces al día y el adulto que realiza la higiene debe lavarse las manos previamente.
De 6 a 24 meses
Alrededor de los seis meses, erupciona el primer diente, por lo que debe iniciarse el cepillado (de dientes) con un cepillo de cabeza pequeña, con filamentos de nylon suaves y extremos redondeados. El uso de pasta dental debe ser indicado por un dentista. El cepillado debe ser realizado por un adulto, después de cada comida, toma de leche y antes de dormir. Esto es de suma importancia, ya que al ingerir alimentos azucarados aumenta el riesgo de presentar lesiones de caries.
El objetivo del cepillado de dientes es remover y desorganizar la Placa Bacteriana, la cual está formada por bacterias, saliva y restos de alimentos.
De 24 meses en adelante
Hasta los 6 o 7 años, el cepillado debe ser siempre realizado por un adulto, ya que recién a esa edad los niños tienen la destreza adecuada para maniobrar el cepillo.
Para que un niño realice por si solo y en forma adecuada el cepillado, debe seguir instrucciones, imitar movimientos motores finos simples y sostener firmemente el mango del cepillo, acción que se logra completamente cuando pueden sostener el lápiz para escribir.
¿Cómo enseñarles a los niños cepillarse los dientes solos?
Estudios demuestran que lo mejor para enseñar una técnica de cepillado es por imitación, es decir, la persona que sirve de instructor de cepillado, que puede ser: madre, padre, hermano, educadora de párvulo u otra persona significativa, debe cepillarse junto con el niño, idealmente frente a un espejo que esté ubicado a la altura del niño. De esta forma se mueve el cepillo en forma secuencial, siguiendo un orden lógico según la técnica empleada. Al realizar el cepillado frente a un espejo y en paralelo con un adulto, permite que el niño vea lo que debe corregir y repetir hasta realizarlo en forma correcta.
– Desde los 6 meses hasta los 2 años, se recomienda Técnica de Cepillado con Posición de Starkey, la cual es realizada por el adulto, el cual debe ubicar al niño en su regazo o de espaldas a él.
El cepillo es manejado en todo momento por el adulto y se realiza un barrido desde la encía hacia la corona del diente, es decir, se barren los dientes superiores hacia abajo y los dientes inferiores hacia arriba. Las caras masticatorias de muelas se deben barrer al igual que la lengua. En lo que respecta a la limpieza lingual, no se debe posicionar el cepillo tan atrás, para evitar el reflejo nauseoso. Realizar la técnica frente al espejo permite que niños más grandes observen su reflejo detenidamente y después imitar el cepillado. Aunque no realicen la técnica correcta, es importante que el niño se familiarice con el cepillo, y la técnica, ya que de esa forma se implementa el hábito.
– En edad preescolar la técnica recomendada es la Técnica Circular o de Fones. Esta consiste en pedirle al niño que junte sus dientes y realice con el cepillo movimientos circulares amplios, abarcando desde el borde de la encía del diente superior al inferior, pasando por todos los dientes de derecha a izquierda. En la superficie masticatoria de los molares se debe complementar con movimientos de arrastre o barrido de atrás hacia delante.
Es importante que el cepillado sea realizado y supervisado por un adulto, y a medida que vaya creciendo, puede ser realizado por ambos. De esta forma el niño adopta el hábito como propio y lo incorpora a su rutina diaria.
Como familia se pueden elaborar diversas estrategias, como utilizar un reloj de arena o escuchar una canción, para regular la duración del cepillado; así se convierte en un momento agradable y esperado por el niño.
Carolina Martínez Fernández
Mamá y Odontologa de Atención Primaria de Salud.