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Cómo lograr una rutina de ejercicios (y no morir en el intento)

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Cómo lograr una rutina de ejercicios (y no morir en el intento)

Hacer ejercicios y ser feliz con ellos es un talento que no todos tenemos, no todos podemos adquirirlo y no siempre nos resulta. Yo soy un ejemplo de sedentarismo excesivo: desde tiempos inmemorables, evito a toda costa el esfuerzo físico. Prefería sacarme un 1.0 antes que correr mil doscientas vueltas al rededor de la cancha; inventaba que tenía la regla cada vez que podía. El resultado, obviamente, no es saludable: no puedo comprar ropa del retail (aunque nadie sabe si esas tallas son saludables, pero ese es otro tema), y me canso por todo, además de los temidos problemas de salud asociados a la vida sedentaria.

La pandemia y la maternidad acrecentaron mi sedentarismo a niveles alarmantes, por lo que decidí tomar cartas en el asunto. Pero, como ya les conté, el ejercicio no es lo mío y me ha costado harto lograr empezar. Por que empezar es lo más difícil, mantenerlo… también. Siguiendo a varios influencers, me di cuenta de que lo que me aqueja es algo que les pasa a todas y, con una gran patudez, creo que mi experiencia le puede servir a otras para lograr la tan anhelada rutina de ejercicios. Procedo a enumerar:

  1. “Hazlo desde el amor”

Un cliché que varias tienen que haber visto en las redes sociales, pero es verdad; cuando piensas “aaaahhh, tengo que hacer ejercicio para quemar el chocolate que me comí” o “tengo que hacer ejercicio para ser hermosa”, es difícil empezar, porque es muy frustrante lo lento que es ver resultados, sobre todo cuando estás partiendo. Yo logré empezar mi rutina cuando empecé a amar mi cuerpo gordo y asumir que, haga lo que haga, nunca seré una sílfide talla S (capaz que ni L).

  1. Que sea entretenido

Encontrar tu ejercicio favorito, ese que te den ganas de hacer, también es un tema. Hay millones de videos en YouTube de gente haciendo zumba, si lo tuyo es bailar, dale con eso (a mi me hacían llorar esos videos). Salir a andar en bici o hacerlo en la casa, yoga, pilates y un gran etcétera de posibilidades. Una sabe qué es lo que menos la estresa o, no hay apuro, puedes ir probando con qué te sientes más cómoda. Yo elegí caminar; tengo una playlist de canciones con las que hago lipnsync y coreografías pésimas, para distraerme de la molestia de las piernas y lo mucho que me cuesta respirar. Si lo tuyo no es la música, en Netflix están las 16 temporadas de “Grey’s Anatomy”; más de 400 capítulos de 45 minutos cada uno (estupendo para una rutina de ejercicios), esperando por ser vistos mientras mueves tu cuerpo.

  1. Lo que puedas pagar.

Encontrar la máquina que te ayude también es importante: caminadora, trotadora, bicicleta estática, pesas y tantas cosas que existen ahora. Clases por zoom, si puedes pagar o, como ya mencioné, buscar videos en YouTube. Comprar una máquina es un tema, por espacio y por dinero; yo compré una caminadora, la más económica que encontré, que pudiera doblarse (porque departamento chico) y que no costará un millón de dólares (porque pobre). La encontré en una página que vende cosas por la tele. Mi compañero, que es gamer, compró la Nintendo Switch, que tiene un juego que se llama “Ring fit Adventure”, que resultó ser buenísimo y, bueno, le dio otras utilidades también.

  1. La ropa de ejercicio

Recomiendo invertir en este ítem: como persona que hizo ejercicio con ropa vieja, con pijama y con ropa deportiva, puedo decir con conocimiento de causa, que la ropa de ejercicio de marcas reconocidas son, por lejos, lo más cómodo para ejercitarse. No por nada invierten tanto en CIENCIA para hacer de tu experiencia una mejor. Las zapatillas adecuadas pueden evitar lesiones para amateurs como una, las calzas que no se rompen con el roce de mis muslos enormes, poleras que me mantienen fresca a pesar del sudor… no, de verdad es un placer. Además, paso el dato, la ropa deportiva es de las pocas que tienen tallas realmente grandes y cómodas. La marca esa con tres rayitas tiene un outlet bastante bueno.

  1. Darte premios o metas pequeñas.

Estoy segura que muchas no compartirán esta técnica mía, pero si no hago ejercicio, NO ME BAÑO. Esa onda. Con eso, en parte me obligo a ejercitarme todos los días, porque si no… bueno, ya saben. Así también no puedo pasar más de un día sin moverme. Y ya, para aquellas que no pueden vivir sin bañarse, pueden darse premios: si el viernes hay comida rica en tu casa, puedes pensar “podré comer lo que quiera si hago ejercicio al menos 3 veces esta semana” y así esos pedazos de pizza serán una recompensa al esfuerzo. Bueno, yo siempre pienso en comida, ustedes pueden ver qué les funciona mejor.

  1. Lo más importante, sobre todo para las que somos mamás: EL TIEMPO

Lo segundo más difícil, por lejos y por que aunque no queramos, no depende mucho de nosotras. Entre el trabajo, la casa y la crianza, es difícil encontrar un espacio de tiempo en el que PUEDAS dedicarle tiempo al ejercicio… sobre todo porque, cuando estamos desocupadas, lo que más queremos es descansar. En mi caso, el momento en que se acaba mi día es cuando se duerme el cachorro; cuando él está despierto, es imposible, sobre todo porque estamos los dos solos gran parte del día. El mejor momento es, entonces, cuando está dormido. Intenté levantarme ANTES que él, pero entre que me moría de sueño y que él también despertaba, nunca se dio. Así que, hago dormir al querubín con mi traje de ejercicio y apenas se duerme, ¡paf! A mi caminadora. Después me baño, me acuesto, veo tele y duermo estupendo. También puedes invitar a tus hijos a ejercitarse contigo; todo depende de la realidad de cada una.

Terminando con mi patudez, mi último consejo: has lo que puedas y cuando puedas. No pasa nada si pasa el tiempo y dejas de ejercitarte; la vida moderna es suficientemente exigente como para que, además, tú te exijas más de lo que puedes dar. Desafortunadamente, cuesta harto darle prioridad al ejercicio, porque generalmente significa dejar de hacer otra cosa. Así que, si de repente pasó mucho tiempo, empieza de nuevo y listo. Demórate de nuevo, parte lento, 3 veces a la semana, después 5, después 7, volver a 0 y chao, todo tranquilo. Lo importante es que logres volver y, ojalá pase alguna vez, logres sostenerlo en el tiempo.

Gabriela Carreño Z.

Guionista y mamá

*Las ilustraciones son de freepik.es

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