La visita al dentista muchas veces es una situación que genera ansiedad y stress. Que un niño tenga miedo al dentista puede afectar directamente a su salud bucal, ya que no querrá asistir a los controles, abandonará los tratamientos o una vez en la consulta no dejará que lo atiendan.
No hay claridad con respecto a cuál es la causa del miedo al dentista, pero puede relacionarse con una actitud transmitida de padres a hijos, como también por aprendizaje social, donde personas relatan historias de horror respecto al tratamiento.
Hollywood y Pixar también han hecho lo suyo para aumentar este miedo. Sin ir más lejos, en la película “Charly en la Fábrica de Chocolate”, las rarezas del propio Willi Wonka se explicaban por la infancia difícil que tuvo junto a su padre, Wilbur Wonka, que era dentista y no lo dejaba comer dulces ni chocolates. Además, lo tenía con frenillos y una máscara extraoral del terror, quedando por supuesto, como el malo de la película, sobre todo cuando quema en la chimenea todos los dulces que Willi recogió en Halloween. Siniestro ¿cierto?
Otra película que no nos deja tan bien parados es “Buscando a Nemo”, donde el Dr. Philip Sherman es el captor del pequeño protagonista y lo deja en una pecera de su consulta para regalárselo a Darla, su odiosa sobrina “mata peces”. El Dr. Sherman, además de ser bastante poco ecológico, tampoco es muy prolijo como dentista, según los procedimientos que se ven en la película. Su sobrina Darla, al igual que Wonka, tiene frenillos y fuerza extraoral, relacionando, tal vez sin intención, el tratamiento dental con lo malo y lo feo. Para qué hablar de “El Náufrago” de Tom Hanks, donde por un lado se muestra lo necesario que puede llegar a ser un dentista cuando el personaje sufre fuertes dolores de muela y termina sacándosela con la cuchilla de un patín de hielo. Hasta ahí todo bien para nosotros, hasta que el náufrago, por milagro (no siga leyendo si no ha visto la película) vuelve a su casa y ¡plop! irónicamente su señora se había casado con el dentista, una vez más el malo de la película.
Volviendo a la realidad, como decía al principio, esta conducta del terror dental atenta a la salud bucal de los niños. El miedo puede ser una percepción subjetiva de amenaza. Miedo a lo desconocido. También pueden ser causa de experiencias previas desagradables con otros profesionales del área de la salud. El niño sabe reconocer que está en un área similar a hospital o clínica y probablemente ha recibido vacunas y otros tratamientos médicos que lo harán percibir una posible exposición al dolor. Parece increíble, pero también muchas veces he visto que son los propios familiares en la sala de espera, quienes asustan y predisponen negativamente al niño a modo de broma y ojo que no es poco común. Entonces ¿qué hacer para evitar este miedo en los niños y sus consecuencias?
Consejos básicos para evitar que el niño tenga miedo al dentista
- Llevarlos a controles desde que salen sus primeros dientes, para que pueda familiarizarse con el dentista y el entorno, haciendo de la visita al dentista algo habitual.
- Ir con tiempo a la consulta para llegar a la hora y no andar corriendo. No llegar ni irse apurado, para no aumentar posible ansiedad o stress.
- Que vea que para sus papás también es importante un control periódico. Pueden acompañarte si tienes que hacerte algo corto o simple y así verán que lo enfrentas relajado y sin miedo, pudiendo imitar esta conducta.
- Si tiene hermanos mayores que tengan una buena actitud frente a la atención, también pueden acompañarlos para que se sientan más seguros cuando les toque a ellos.
- Llévalo de preferencia a Odontopediatras, que son dentistas especializados en niños.
- Si logra sintonizar bien con su dentista, tratar de hacer siempre los controles con el mismo profesional.
- El refuerzo positivo es muy importante, darle algún tipo de estímulo, un regalito para premiar su valentía o un panorama entretenido después de la consulta, harán que relacione la visita al dentista con un buen momento.
- Evite hacer comentarios que condicionen sensaciones negativas, por ejemplo: “no te va a doler nada” “no te van a pinchar”, porque internalizará que esto le podría suceder.
- Nunca anticipar tratamientos dolorosos que no son reales, como decir “te van a sacar un diente”, cuando no es verdad.
- No amenazar nunca con el dentista como un castigo.
- Evitar hacer comentarios negativos del dentista cuando estés hablando frente a los niños.
- Que jueguen al dentista en la casa también es una buena forma de adaptación para la futura consulta. He visto lindos set de moldes para hacer dientes y molares con masita.
- No interrumpir al dentista mientras habla con el paciente ni querer intervenir durante la atención, menos retarlo si no obedece.
Como último consejo, hacerle caso al dentista, porque estamos preparados para el manejo del niño y necesitamos generar confianza en él. En la atención a pacientes menores de 6 años, los papás pueden entrar y acompañarlos, pero idealmente sin hablar y sólo cooperando cuando se lo pidan.
Si te das cuenta, muchos de estos consejos se engloban en lo que es la prevención: si el niño mantiene una buena relación con el dentista, tendrá controles periódicos y por lo tanto se vigilará que tenga una buena salud bucal, no habiendo necesidad de tratamientos invasivos y dolorosos como tapaduras (restauraciones) o tener que sacarles dientes (extracciones), así nunca tendrá miedo ni aprensiones odontológicas. Hacer del dentista un amigo para tu hijo, definitivamente es una ayuda para toda su vida.
Dra. Camila Gómez Molina. Cirujano Dentista. Ortodoncista
@ortodoncista.dracami
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