Niños que tienen pocos amigos, que no se atreven a dar su opinión sobre algún tema o no quieren ir a casa de sus compañeros por vergüenza, más que poco sociables o mimados, pueden estar atravesando un mal momento o desarrollando una timidez.
Hoy en día, ya nadie pone en duda la importancia que la interacción interpersonal tiene en el desarrollo infantil y en el funcionamiento psicológico, escolar y familiar.
De ahí el valor de detectar a tiempo al niño tímido para dotarle de herramientas útiles para que pueda construir con mayor eficacia una comunicación interpersonal saludable y relaciones más abiertas y placenteras.
Primero, es importante saber que todos los niños pueden presentar un mayor o menor grado de timidez que se manifiesta en diferentes ocasiones y circunstancias: al conocer nuevos amigos, al cambiar de casa o de colegio, al jugar con nuevos compañeros. Es absolutamente normal y suele pasar con cierta rapidez en cuanto se produce la integración y superación de la ansiedad que se genera en esos casos.
Ahora, si esa ansiedad aumenta, es consistente en el tiempo y en las diferentes situaciones hace que el niño se retraiga ante la posibilidad de conocer gente nueva, prefiere estar solo antes que con los amigos, o espera siempre que sean sus padres los que le digan qué hacer o cómo actuar, sería buena idea consultar con un profesional que pueda analizar qué está ocurriendo.
Características e hipótesis :
• Los niños tímidos se caracterizan por presentar un marcado temor a enfrentar cualquier tipo de situación que suponga relacionarse con su medio social inmediato. Se manifiesta, fundamentalmente, por miedo a hablar con otras personas, preferir estar solo, hablar poco, sonrojarse y otra serie de signos que encubren una fuerte falta de autoestima y de confianza en sí mismo.
• Suele presentarse durante los primeros años y luego desaparecer poco a poco. También puede continuar pero de forma normal o bien desbordarse y pasar a ser un problema.
• No se descarta que influya la predisposición hereditaria. El temperamento del niño tímido estaría condicionado por factores tanto genéticos como biológicos. Estudios efectuados en recién nacidos describen un 10% de los niños estudiados con el factor denominado: “inhibición ante lo desconocido”, que asocian con el constructo “timidez”. Se trata de niños que reaccionarían con un umbral excesivamente bajo de activación psicofisiológica, manifestando rubor, taquicardias y otros síntomas ante estimulación sensorial nueva.
• Además de lo anterior, también es verdad que los factores emocionales y ambientales tienen un gran peso, que permiten pensar que no se nace siendo tímido, sino que se “aprende” tanto por experiencia propia como por presenciar conductas y formas de comportamiento de otros.
• Cualquier hecho que el niño perciba como amenazante, estresante o desagradable para él, su familia o entorno más inmediato es susceptible de provocar su inhibición. La identificación de estos factores es importante para establecer las adecuadas medidas correctoras.
• Hay también estudios que demuestran que el grado de timidez está inversamente relacionado con el grado de sociabilidad de las madres.
• Los modelos de conducta que el niño observa en su actuación diaria se convierten en un elemento importante. Si se le suele castigar con mucha frecuencia, desvalorizar o ridiculizar a menudo, sobre todo comparándolo con otros niños, o le impedimos mostrar sus emociones y expresarse adecuadamente, es fácil comprender que la timidez le servirá de protección, como un escudo.
• Al ser una conducta aprendida implica que igual que ha sido adquirida puede desaprenderse, es decir, pueden modificarse las circunstancias que se encuentran tras ese aprendizaje y, además, los modelos que tenga como referentes.
• Cambiar la forma de relacionarse con él ayudará a que la falta de autoestima y de confianza en sí mismo se transformen dando lugar a una personalidad más fuerte que le proporcione la seguridad que le faltaba.
• Desde la teoría del apego se pone especial énfasis en el establecimiento de unos vínculos afectivos seguros con padres o cuidadores por parte del niño. La mayoría de autores coinciden en asegurar una clara conexión entre apego inseguro y retraimiento social.
• En el otro lado de los modelos explicativos basados en la genética, la teoría del aprendizaje asume que la timidez o el retraimiento social es fruto de una carencia de este aprendizaje o un aprendizaje incompleto o defectuoso.
Dentro de estas teorías se han utilizado principalmente 2 hipótesis:
1- La del déficit de habilidades: explica los problemas de los niños tímidos por el hecho de no tener las habilidades sociales necesarias para iniciar o mantener relaciones sociales.
2- La de interferencia: afirma que el sujeto puede disponer de las habilidades necesarias, lo que ocurre es que no las pone en práctica debido a factores emocionales.
Equipo Súper Madre