Ansiedad y alimentación muchas veces van de la mano. Algunos estudios realizados en personas obesas y con problemas psicológicos demuestran que esta asociación puede ser abordada por los equipos de salud para obtener mejores resultados que las terapias tradicionales.
Obesidad y ansiedad como problema de salud
El estilo de vida moderno, con stress y cansancio son un factor clave para el sobrepeso y obesidad. Cuando nos cansamos, hemos tenido un mal día o estamos expuestos a altos niveles de stress estamos en riesgo de atacar el refrigerador y comer en forma compulsiva.
La comida muchas veces es capaz de anestesiar o dormir nuestros problemas cotidianos, dándonos una sensación de bienestar y tranquilidad. Este efecto es transitorio.
Cuando nuestro cuerpo está sometido a stress, biológicamente nos preparamos para la época de escasez, por lo que comer nos ayuda a recuperar energía y sentirnos preparados frente a la adversidad. De esta manera cuando estamos estresados o con ansiedad, comemos compulsivamente para recuperar y ahorrar energía para lo que viene (que tal vez nunca llegue).
A nuestro cerebro le encanta el azúcar
La forma más rápida de obtener energía fácil es a través de la ingesta de azúcar, la que se puede convertir en grasa y así almacenarla en nuestro cuerpo. De esta manera, fácilmente podemos engordar.
Cuando nuestra salud mental está afectada, por ejemplo por un trastorno de ansiedad o depresión, perdemos la capacidad de regularnos, por lo que la ingesta de alimentos se ve afectada.
Estudios realizados en obesos severos, con problemas de salud mental, y a los cuales se les realizó terapia psicológica, tuvieron muy buenos resultados. Estos resultados fueron similares o mejores que las personas que no tenían obesidad severa y que no recibieron terapia psicológica.
¿Cómo evitar la ansiedad mediante cambios en la alimentación?
Si bien no existe ningún alimento que pueda curar por sí solo la ansiedad, hay cambios alimentarios que pueden ayudar a que tengamos menos síntomas ansiosos y por lo tanto sentirnos mucho mejor.
Controlar la ansiedad puede ser un tremendo desafío y requerir terapia psicológica, eventualmente también psicofármacos.
Algunas de las medidas que podemos tomar en relación a nuestra alimentación pueden incluir lo siguiente:
Agregar proteínas al desayuno y disminuir los hidratos de carbono
La ingesta de proteínas al desayuno tiene algunos beneficios: nos mantendremos satisfechos durante más tiempo y nuestra glicemia se mantendrá en niveles normales. Nos sentiremos con más energía y evitaremos sentirnos con hambre a media mañana.
Debemos evitar los hidratos de carbono simples, es decir evitar el azúcar que viene en alimentos ultraprocesados, bebidas y jugos endulzados. Debemos reemplazarlos por alimentos con hidratos de carbono complejos, tales como cereales (por ejemplo avena sin endulzar), quinoa y harinas integrales.
Preocuparnos de lo que bebemos
Como anteriormente mencionábamos, debemos evitar las bebidas azucaradas. Se recomienda beber agua pura (idealmente de la llave si vives en Chile u otros países en los cuales se puede beber agua del grifo).
La deshidratación puede afectar nuestro estado de ánimo y ponernos de mal humor, por lo que lo mejor es beber mucha agua.
Debemos también evitar el consumo de alcohol, el cual afecta nuestro estado de ánimo y salud mental. Además el alcohol afecta nuestro sueño.
A las personas ansiosas se les recomienda evitar las bebidas con cafeína (café, té, mate), ya que afectan el sueño, producen taquicardia y pueden aumentar los síntomas ansiosos.
Privilegiar ciertos alimentos y hacer deporte
Una alimentación saludable y aumento de la actividad física pueden tener un impacto importante frente a la ansiedad. Hacer deporte, yoga, meditación u otras actividades pueden ayudarnos a cambiar el foco.
Privilegiar la ingesta de legumbres, frutas y verduras es un muy buen cambio de hábito y mejorar tu estado de ánimo, pero constituyen tratamiento para la ansiedad.
Los frutos secos pueden ser un gran aliado, pero debemos consumirlos con moderación, ya que su gran cantidad de calorías pueden hacernos subir de peso si no controlamos su ingesta.
¿Qué podemos hacer para no subir de peso por la ansiedad?
En caso que la ansiedad te produzca “atracones” de comida (los que habitualmente no son de comida saludable), una alternativa es utilizar algún fármaco que te ayude a no absorber todas las calorías provenientes de la grasa de los alimentos.
Formoline se une a la grasa de los alimentos, evitando que se absorban. Generando no sólo beneficios en el peso, sino que aumenta la saciedad y ayuda a disminuir los niveles de colesterol.
Si lo que queremos es mejorar nuestra salud y bajar de peso, la primera recomendación es controlar la ingesta de alimentos, aumentar la actividad física. Formoline asociado a los cambios de estilo de vida mejora los resultados tanto de perdida de peso como mejoras en el colesterol, niveles de insulina y mejora de los niveles de azúcar sin efecto rebote.
Si sientes que la ansiedad afecta tus actividades habituales, trabajo, vida familiar o ganas de vivir, entonces lo que necesitas es consultar con un profesional de la salud que trabaje en salud mental.
Dr. Juan Eduardo Donoso
Especialista en Medicina de Urgencias
@elpapadoctor
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Bibliografía: Attrition and weight loss outcomes for patients with complex obesity, anxiety and depression attending a weight management programme with targeted psychological treatment