Muchas veces se da por sentado que las mamás con hijos adolescentes o universitarios tienen mucho más tiempo para ellas porque ya “están criados y son grandes”. Esto no es así, ya que adolescentes y universitarios representan un reto en una maternidad más “madura” ante situaciones de complejidad de las cuáles muchas veces no se sabe cómo enfrentar.
Los adolescente representan un reto en sí porque muchas veces ni ellos mismos saben el por qué de su sufrimiento, se suma a esto la infinidad de elecciones que pueden hacer el personalidad, gustos, creencias, etc. En cambio, en la etapa universitaria, los “nuevos adultos” se ven enfrentados a situaciones de cambio de ambiente, de exigencia, se noches sin dormir, de presiones familiares, etc. A continuación veremos cómo enfrentar estas etapas tan distintas, pero que tienen en común el trato con una persona que ya toma decisiones y que distingue entre lo bueno y lo malo.
Mamá de un adolescente
La definición científica de “adolescencia” es el periodo en que se completa el desarrollo del cuerpo humano y se transiciona de la infancia a la adultez. Es el periodo crítico en que la identidad y la moral de cada persona se forman. Es por lo anterior que es posible encontrar chicos y chicas más rebeldes o reprimidos, que quieren experimentar, que algunos pueden estar con una energía desbordante y otros pasivos. La adolescencia puede ser un periodo largo o corto, ya que, como cada ser humano es distinto, algunos logran la madurez antes y otro tardan un tiempo más. Es posible escuchar por ahí, incluso, que adultos maduran de manera “tardía”.
Los adolescentes quieren y necesitan Independencia, encajar y conocerse a sí mismo. Es por esto que cruzan por periodos de rebeldía extrema o pasividad preocupante, ya que buscan saber cuáles son sus propios límites y en otras ocasiones esperan pasar desapercibidos entre la multitud de amigos y conectar en gustos, actitudes o actividades que realiza su grupo.
Entonces llegan a su casa y se encuentran con un extraño que es igual a su hijo o hija ¿Qué hacer? Mantener la calma y recordar su propia adolescencia. Si bien todos son distintos, se debe hacer memoria de cómo vivieron esta etapa y tener presente que los hijos buscan la misma premisa: Independencia.
De esta manera, estarán empatizando con ellos y dará pie a una conversación profunda. Es importante, por tanto, hablar con ellos de todo lo que les permitan y respetar aquello que no quieren comentar. Un buen ejercicio es ponernos en su lugar y mirar el contexto en que se desarrollan, esto les dará una mirada más abierta y resultará importante para respetar los espacios de sus hijos.
Por otro lado resulta fundamental poner límites razonables para ambas partes, es decir, límites que los dejen tranquilos a ustedes como padres y límites razonables que permitan a sus hijos explorar su libertad en territorios seguros. Podría pensarse que esto es complejo, pero dependerá de los padres, los hijos, el contexto y lo que ellos quieran experimentar que sea una experiencia exitosa.
Otro punto importante a tener presente en este periodo son las señales que dan los hijos adolescentes en cuanto a comportamiento. Si se dan cambios de humor drástico, cambios de peso, problemas en el colegio (rendimiento o inasistencia), problemas de sueño, un cambio en su grupo de amigos, sospechas de consumo de alcohol, drogas o tabaquismo, conversaciones en torno al suicidio o problemas con la policía, pueden recurrir a los profesores y profesionales que los puedan ayudar a abordar estas temáticas que están surgiendo en esta etapa de sus hijos.
Mamá de un Universitario
La etapa universitaria es un periodo cargado de aprendizaje y de decisiones trascendentales para los hijos. Es por esto que como padres se debe acompañar, respetar y apoyar. Esta etapa se inicia con la elección de carrera, la universidad, un posible cambio de ciudad y opciones de financiamiento.
El primer cuestionamiento parte en el ¿Qué estudiar? ¿Algo que me de dinero o que me haga feliz?, luego se cuestiona ¿y si no logro entrar a la universidad de mis sueños? ¿Para dónde me voy, sigo en mi ciudad o me traslado a la que tiene más prestigio? Es este sentido, la responsabilidad de los padres recae en el escuchar, opinar respetuosamente y apoyar. Aquí surge otro tema sensible que es el aspecto económico y como es delicado se debe ser extremadamente realista pero no cerrado ante las distintas posibilidades que se presenten. Escuchar las opciones de los hijos da pie a conocer cuáles son sus sueños y deseos, o la oportunidad de orientarlos hacia aquello que les pueda resultar mejor y que no habían considerado. Ojo acá, no se debe imponer nada, se debe ser realistas, pero sin matar las expectativas de los futuros universitarios.
Una vez superada esta fase, se entrega el protagonismo completo a los hijos de manejar sus tiempos, sus espacios, sus necesidades y dificultades. Porque ustedes ya no son más apoderados, ahora sus hijos son los responsables de sus acciones en la universidad, ustedes ya no asisten a reuniones de apoderado, sus hijos compartirán con ustedes solo lo que quieran compartir, pero también recurrirán a ustedes cuando estén teniendo problemas de diversa índole.
En esta etapa se debe permanecer la comunicación y el diálogo porque serán en esas instancias cuando se den cuenta como sus hijos están afrontando este nuevo mundo totalmente desconocido. Si no están logrando manejar su tiempo de manera óptima, pueden apoyarlos y orientarlos a realizarlo o buscar especialistas que los puedan apoyar en la misma universidad o de manera particular.
El manejo de la expectativa resulta ser crucial, esto debido a que no siempre el rendimiento en la universidad es bueno y muchas veces se escucha autocuestionarse diciendo: Yo era un excelente alumno en el colegio ¿Por qué ahora soy malo en la universidad? La universidad es un espacio complejo por la especialización que adquiere una persona al estudiar un tema o carrera en específico, en este sentido la universidad resulta ser mucho más exigente que el colegio por las diversas materias que se debe estudiar en este espacio que es mucho más libre que el espacio escolar. En la universidad las puertas permanecen abiertas, no hay inspectores que supervisen el ingreso a clases, ni padres que acudan a reuniones para informarse de sus notas. Es así que los estudiantes encuentran mayor libertad en este espacio que la que tenían en el colegio y por ende la primera respuesta que se escucha al preguntar por las principales dificultades que han tenido al ingreso en su universidad, la principal respuesta recae en: la universidad es totalmente distinta al colegio. La segunda respuesta es: la universidad es mucho más difícil que el colegio. Y la tercera respuesta apunta a: no he logrado una “correcta transición del colegio a la universidad”.
Entonces ¿Cómo apoyo a mi hijo o hija que está en la universidad? Siendo comprensivos con los tiempos de estudio, apoyándolos en entregarles los espacios apropiados para un estudio beneficioso, no sobrecargándolos de responsabilidades extras y apoyarlos moralmente, es decir, transmitirles constantemente el mensaje de: te apoyamos y confiamos en tus capacidades.
Para Finalizar, es necesario abordar el tema de convertirse en padres de adolescentes y universitarios, ya que conlleva una serie de sentimientos y decisiones que se debe tomar con total honestidad. Primero, es claro que se pasa por un momento de no sentirse necesitados como padres, porque pueden sentir que sus hijos son capaces de tomar sus propias decisiones y resolver sus propios problemas, pero esto no siempre es así y en algunas oportunidades necesitaran escuchar su consejo para orientarse de mejor forma.
En otras oportunidades pueden experimentar momentos de soledad ya que sus hijos estarán viviendo experiencias fuera de sus casas. Aquí se puede aprovechar el espacio de reencontrarse con su pareja, salir con amistades o aprender nuevos conocimientos. Es posible experimentar también exasperación por no comunicarse con sus hijos de manera apropiada, pueden sentir rabia o pena porque la comunicación está fallando y no logran que sus hijos hablen abiertamente de aquello que les está afectando, en este sentido, se debe ser paciente y darle el espacio a los hijos para que planteen los problemas sin miedo a un “castigo”.
Antes ya se planteo la necesidad de establecer reglas y límites de convivencia, esto es necesario cuando se tiene hijos adolescentes y universitarios, pero se tiene que tener presente que a medida que se crece, ciertas reglas deben modificarse o quitarse, esto en la medida que los hijos crecen y llegan a la adultez.
Finalmente, los y las invitamos a ver estos dos periodos como posibilidades de descubrimiento y aprendizaje de sus hijos en su etapa adolescente y universitaria, y de ustedes como padres de adolescentes y universitarios, ya que cada proceso es distinto y lo que se vive con un hijo, no siempre será igual a lo que se vive con el otro, de esta manera los invitamos a reflexionar y estar abiertos al diálogo con sus hijos.
Maca Rojas (@mamamillennial.cl). Profesora, Psicopedagoga y mamá.